Como siempre en economía, todo es cuestión de punto de vista. Dependiendo del indicador que se mire, y de si se tienen en cuenta o no la energía y los alimentos, lógicamente se puede llegar a conclusiones diferentes. Por eso, para evitar malentendidos, es preferible tener en cuenta distintos indicadores para hacerse una mejor idea del nivel de subida de los precios. El siguiente gráfico compara la evolución de ocho indicadores, algunos de los cuales son más utilizados por los miembros de la Fed que otros.

Fuente: Bloomberg

En conjunto, los precios alcanzaron su nivel máximo a principios del año pasado y desde entonces han empezado a caer bruscamente, pasando de una media del 7% a alrededor del 4% en la actualidad. A partir de 2024, las cosas se han puesto un poco más difíciles, ya que algunos indicadores han empezado a subir, sobre todo el IPC Supercore, mientras que otros siguen debilitándose. Los inversores prefieren ver el vaso medio lleno y centrarse en lo segundo, ignorando cualquier cosa que vaya en contra de la narrativa actual. Tal y como están las cosas, no podemos culparles, ya que no hay datos serios que contradigan el escenario central que se viene manejando desde octubre de 2022, basado en una desinflación seguida de varias bajadas de tipos de aquí a finales de año y un aumento de los beneficios gracias a la IA.

De hecho, la rentabilidad a 10 años en EEUU se está estancando por debajo del 4,35%, moviéndose dentro de una estrecha banda horizontal de consolidación con el 4,20% como primer soporte antes del nivel clave del 4,07%, cuya superación sería la única vía para reabrir los últimos mínimos en el 3,85%.