Por Greg Ip 
   THE WALL STREET JOURNAL 
 

A los inversores occidentales, las duras medidas regulatorias de China contra empresas archiconocidas y enormes como Alibaba Group Holding Ltd, Tencent Holdings Ltd o Didi Global Inc les deben parecer un suicidio. ¿Qué mejor manera de socavar el crecimiento que doblegando a algunas de las empresas tecnológicas más exitosas del mundo?

El presidente Xi Jinping no estaría de acuerdo. En su opinión, hay dos tipos de tecnología: la que está bien tener y la que hay que tener. Está bien tener redes sociales, comercio electrónico y otras empresas de internet para consumidores, pero en su opinión, la grandeza nacional no depende de contar con los mejores chats grupales o negocios de transporte de pasajeros compartido del mundo.

En cambio, Xi piensa más bien que el país debe tener semiconductores, baterías para coches eléctricos, aviones comerciales y equipos de telecomunicaciones de vanguardia para que China siga siendo la fábrica del mundo, evite la desindustrialización y deje de depender de proveedores extranjeros. Así que mientras el Partido Comunista Chino lleva a cabo un asalto regulatorio en múltiples frentes contra las empresas de internet de consumo, sigue inundando a los fabricantes de subvenciones, protección u órdenes de "comprar chino".

Xi habló de estas prioridades distintivas en un discurso publicado por el diario del partido Qiushi el año pasado. Admitió que la economía online estaba floreciendo y agregó que China debía "acelerar la construcción de la economía digital, la sociedad digital y el Gobierno digital", según una traducción hecha por analistas afiliados a la Universidad de Georgetown. "Al mismo tiempo, hay que reconocer que la economía real es la base y que no se puede abandonar a las distintas industrias manufactureras".

Históricamente, a medida que la mayoría de países se desarrollan, la fabricación desplaza a la agricultura y luego los servicios desplazan a las manufacturas. En las últimas décadas, la cuota manufacturera del Producto Interior Bruto de la mayoría de países avanzados ha caído, especialmente en Estados Unidos y Reino Unido, donde una gran cantidad de empleo manufacturero se ha trasladado al extranjero, sobre todo a China.

Aunque la cuota manufacturera del PIB chino ha caído, se sitúa en el 26%, aún las más alta de entre las grandes economías, y el Gobierno chino desea que siga siendo así; de hecho insiste en que China no sigue a otras naciones en la senda de la desindustrialización.

"No puede ser como Reino Unido, que tiene tanto éxito en las industrias que suenan inteligentes --la televisión, el periodismo, las finanzas y las universidades-- mientras ve caer la cuota de intensidad en I+D y la pérdida de puestos a escala mundial de sus grandes firmas", comentó Dan Wang, analista de tecnología del servicio centrado en China Gavekal Dragonomics.

Los políticos de todo el mundo suelen considerar un fetiche las manufacturas, no así los inversores. La mayor parte de las manufacturas es ferozmente competitiva y requiere enormes cantidades de capital y trabajo, todo lo cual afecta a los beneficios. Por contra, una empresa de internet de consumo con una plataforma dominante puede genera cantidades ingentes de dinero con una inversión mínima. Por eso Facebook Inc vale 11 veces lo que el fabricante de semiconductores Micron Technology Inc aunque la primera sólo tiene una plantilla un 50% mayor que la de la segunda. Por eso en febrero, antes de la reciente oleada de ventas, Alibaba, filial del gigante de las finanzas online Ant Group, valía 20 veces más que Semiconductor Manufacturing International Corp, el muy subvencionado "campeón nacional" del sector de chips chino.

Pero en opinión de los líderes chinos, las empresas de internet de consumo provocan costes a la sociedad que no se reflejan en los valores de mercado. Las empresas como Ant amenazan la estabilidad del sistema financiero, las de clases extraescolares online alimentan la ansiedad social y las de videojuegos online como los de Tencent son "opio para la mente", como dijo una publicación estatal esta semana.

Por el contrario, los líderes chinos consideran que el sector manufacturero aporta beneficios sociales que no reflejan los valores de mercado. Durante décadas, esos valores han sido la creación de empleo, la mejora de la productividad y la difusión de habilidades esenciales y experiencia. Ahora, para ponerse al nivel de Occidente, creen que China debe poder fabricar la tecnología más avanzada, y utilizarán las subvenciones, el proteccionismo y las transferencias forzosas de tecnología para lograrlo.

Puede que los líderes estadounidenses estén de acuerdo en que las grandes tecnológicas reducen la competencia, infringen la intimidad, propagan desinformación y fomentan la adicción a internet. Están dispuestos a emular a China en su deseo de subvencionar a los fabricantes considerados esenciales para la seguridad nacional. Pero en Estados Unidos, el Gobierno está en segundo plano respecto a los mercados privados a la hora de distribuir capital. En China ocurre lo contrario.

Eso no significa que China tenga razón. Destinar capital a industrias consideradas necesarias para el desarrollo nacional dio grandes resultados cuando la economía aún tenía mucho camino que recorrer para alcanzar a las demás. Pero tras conseguirlo, las rentabilidades se han desplomado y las industrias chinas a menudo tienen mucho exceso de capacidad y deuda. Además, el mercado nacional chino no puede absorber todo lo que sale de sus fábricas, por lo que superávit debe exportarse. Para mantener una cuota manufacturera tan grande del PIB, China obliga de hecho a otros países a aceptar una cuota más pequeña, lo que perpetúa la fricción comercial.

Pero aunque las prioridades del Partido Comunista tienen sentido a largo plazo, las recientes turbulencias en los mercados de valores del país muestran que pueden ser determinantes para el futuro de una empresa en el corto plazo. "El Estado dirige el capitalismo para que sirva a los intereses de la mayoría de la gente", señaló la semana pasada Ray Dalio, fundador del fondo de cobertura Bridgewater Associates. "Los capitalistas deben comprender su papel subordinado en el sistema o sufrirán las consecuencias de sus errores".

-Escriba a Greg Ip a greg.ip@wsj.com

Versión española de María Elsa González maria.gonzalez@dowjones.com

Editado por MVP

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August 04, 2021 09:25 ET (13:25 GMT)