El acuerdo a escala europea, anunciado en enero, afecta a cuatro fábricas de Whirlpool en Italia que emplean a unas 4.600 personas.

El gobierno de derechas de la primera ministra Giorgia Meloni tenía derecho a fiscalizarlo en virtud de las llamadas normas italianas del "poder de oro", diseñadas para salvaguardar las industrias consideradas de interés nacional.

En un decreto aprobado en una reunión del gabinete, el gobierno de Meloni dio luz verde al acuerdo, sujeto a disposiciones contra el cierre de plantas y los recortes de empleo y a la protección de los conocimientos tecnológicos locales, dijo la fuente ministerial.

En enero, Whirlpool dijo que transferiría su negocio europeo de grandes electrodomésticos a una nueva empresa en la que Arcelik tendrá una participación del 75% y el grupo estadounidense conservará el 25% restante.

En aquel momento, Whirlpool dijo que esperaba que la transacción se cerrara en la segunda mitad del año, sujeta a las aprobaciones reglamentarias y a otras condiciones de cierre habituales.