Alemania, tras un acuerdo bilateral danés y belga, necesita ratificar una cláusula del llamado Protocolo de Londres, que prohíbe la exportación de residuos para su vertido, para eximir los envíos de dióxido de carbono (CO2) capturado a depósitos finales, afirmó Klaus Langemann, vicepresidente senior de gestión del carbono e hidrógeno.

"Los responsables políticos alemanes han llegado a reconocer el potencial de la CAC", afirmó en una declaración previa a su intervención en la Cumbre de la Energía 2023 del Handelsblatt en Berlín.

"Las palabras deben ir respaldadas por la acción", añadió.

Wintershall participa en varios proyectos de CAC, entre otros en Noruega y Dinamarca, cuyo objetivo es almacenar CO2 en yacimientos agotados de petróleo y gas.

La captura temprana de las emisiones de CO2 en el proceso de producción y su posterior almacenamiento podrían ayudar a alcanzar los objetivos climáticos y proporcionar una nueva área de actividad para las empresas de exploración de hidrocarburos.

Las emisiones residuales inevitables en Alemania ascienden actualmente a más de 40 millones de toneladas anuales procedentes de industrias como la química y la cementera, según Langemann.

La coalición gubernamental alemana tiene previsto decidir este año una estrategia de gestión del carbono que defina las directrices para hacer frente a las emisiones inevitables de CO2, después de que los proyectos se estancaran en el pasado ante la preocupación de los defensores de que la CAC prolongara el uso de combustibles fósiles.

El estado de ánimo ha cambiado a medida que el problema del cambio climático se ha hecho más urgente y la atención se ha centrado en tratar las emisiones más difíciles de evitar al mismo tiempo que se acelera el uso de energías renovables.

Wintershall Dea tiene previsto desarrollar un negocio que capture entre 20 y 30 millones de toneladas de CO2 al año de aquí a 2040.