FRANKFURT/PARÍS (dpa-AFX) - La mayor atención que prestan los inversores a la protección del medio ambiente y el cambio climático supone un peligro cada vez mayor para las ofertas de "lavado verde", según los reguladores europeos. El regulador bancario EBA, el supervisor de seguros EIOPA y el regulador de valores ESMA presentaron el jueves sus últimos análisis sobre el llamado greenwashing en el sector financiero.

"El resultado del análisis cuantitativo del fenómeno del 'greenwashing' muestra un aumento significativo del número total de casos potenciales de 'greenwashing' en todos los sectores, incluidos los bancos de la UE", señaló la ABE. El lavado verde se produce cuando las empresas comercializan productos o servicios como respetuosos con el medio ambiente o el clima cuando pueden no serlo.

La Comisión Europea quiere canalizar más dinero hacia inversiones "verdes". Por ello, los asesores bancarios y los intermediarios de seguros están ahora obligados a preguntar a sus clientes sus preferencias en materia de sostenibilidad cuando les asesoren sobre inversiones. Invertir dinero ya no debe ser sólo cuestión de oportunidades de rentabilidad y riesgo, sino también de medio ambiente, cuestiones sociales y buen gobierno corporativo: la abreviatura ESG (en inglés: Environmental Social Governance) se ha impuesto.

"Los datos de los últimos años sobre comunicación engañosa en cuestiones ESG muestran un aumento significativo del número total de casos potenciales de greenwashing en todos los sectores, incluidos los bancos de la UE", escribe la ABE.

Por ejemplo, organizaciones ecologistas como Greenpeace, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) o Urgewald denuncian reiteradamente lo que consideran transacciones perjudiciales para el clima. La ABE concluye que los bancos de la UE son acusados cada vez más de "lavado verde a nivel corporativo al presentarse externamente (a través de publicidad, redes sociales, informes de sostenibilidad) como orientados a la sostenibilidad, pero sin embargo realizar negocios o prácticas que podrían contradecir los objetivos de sostenibilidad y la imagen que proyectan".

Las investigaciones de los reguladores forman parte de una iniciativa más amplia. En marzo de este año, por ejemplo, la Comisión Europea había presentado una propuesta legislativa para obligar a las empresas a cumplir unas normas mínimas cuando hagan afirmaciones sobre el respeto del clima o la sostenibilidad de sus productos, por ejemplo. "Los reclamos ecológicos están por todas partes", razonó Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión. "Camisetas respetuosas con el océano, plátanos neutros en carbono, zumos respetuosos con las abejas, entregas con un 100% de compensación de CO2, etcétera. Desgraciadamente, estas afirmaciones se hacen con demasiada frecuencia sin ninguna prueba ni justificación". El objetivo de la Comisión Europea: quien compre un producto anunciado como respetuoso con el medio ambiente debe poder estar seguro de que el producto es realmente "verde"./ben/DP/ngu