Emmanuel Macron llegó el miércoles a Pekín, poco antes que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para una visita de tres días a China, en la que ambos dirigentes esperan "reanudar" el diálogo con uno de los principales socios económicos de Europa, al tiempo que abordan cuestiones delicadas como Ucrania.

La anterior visita del presidente francés a China se remonta a 2019, año en el que Ursula von der Leyen se convirtió en jefa del Ejecutivo europeo. Para esta última, éste será su primer viaje al país en este cargo.

Desde entonces, debido a las estrictas medidas fronterizas puestas en marcha por Pekín en respuesta a la pandemia del COVID-19, los intercambios diplomáticos se han producido a distancia, en un contexto de deterioro de las relaciones entre la Unión Europea y la segunda economía mundial, debido sobre todo al estancamiento de un pacto bilateral de inversiones y a la negativa de China a condenar la ofensiva rusa en Ucrania.

Tanto Emmanuel Macron como Ursula von der Leyen, que se reunirán el jueves con el presidente chino Xi Jinping, han expresado su intención de intentar convencer a Pekín de que utilice su influencia sobre Moscú para llevar la paz a Ucrania o, como mínimo, de que no apoye directamente a su aliado ruso.

Pretenden hacer hincapié en que Europa no aceptará que China entregue armas a Rusia, una posibilidad que Estados Unidos ha dicho temer.

China es "uno de los pocos países, si no el único" que podría tener un impacto decisivo en el conflicto de Ucrania, "en un sentido o en otro", declaró un asesor de Emmanuel Macron antes de la visita, mientras que el viaje de Xi Jinping a Moscú el mes pasado alimentó las dudas sobre la voluntad real de Pekín de mediar.

Emmanuel Macron invitó a Ursula von der Leyen a acompañarle en el viaje para proyectar una imagen de unidad europea, tras las críticas francesas a la visita en solitario del canciller alemán Olaf Scholz a China el año pasado.

"INTENSA PRESIÓN

Mientras en Francia retumba la cólera contra la reforma de las pensiones deseada por el jefe del Estado, este viaje ofrece a Emmanuel Macron la oportunidad de anotarse puntos en las relaciones económicas con China. Le acompañan una cincuentena de dirigentes empresariales, entre ellos Airbus, Alstom y EDF.

Sin embargo, algunos analistas consideran que sería preferible evitar los anuncios ostentosos de contratos, en un contexto de tensiones crecientes entre Estados Unidos y China, a riesgo de dar la imagen de que París no adopta la misma línea de firmeza que Washington respecto a Pekín.

Ursula von der Leyen expresó su deseo de que la UE limite los riesgos en sus relaciones económicas con China, en particular liberándose de su dependencia de este país en sectores clave como los minerales, las baterías y los productos tecnológicos.

Aunque Emmanuel Macron está haciendo campaña a favor de una Europa más fuerte en sus relaciones comerciales con China y, en general, está a favor de la línea adoptada por Ursula von der Leyen, según han declarado sus asesores, el presidente francés está teniendo cuidado de no utilizar públicamente una retórica anti-Pekín, para evitar cualquier riesgo de medidas de represalia.

China quiere asegurarse de que Europa no se una a lo que considera una campaña hostil de Estados Unidos para contener su emergencia.

"La UE se encuentra en una lucha complicada ante la intensa presión de Estados Unidos para que ajuste sus relaciones económicas con China", escribía el lunes el diario nacionalista Global Times, añadiendo que esto "sólo serviría a los intereses estadounidenses y haría sufrir tanto a China como a Europa". (Reportaje de Michel Rose y Laurie Chen; Jean Terzian, editado por Camille Raynaud y Jean-Stéphane Brosse)