El CSSC es el órgano consultivo del primer ministro y su documento, fechado el 23 de mayo, es otro golpe a los esfuerzos del gigante tecnológico chino Huawei para entrar en el mercado 5G en Portugal y posiblemente ampliar los contratos existentes.

En virtud de una ley aprobada el pasado agosto, el gobierno puede determinar "la exclusión, las restricciones de uso o el cese de uso de equipos o servicios" de las empresas de telecomunicaciones, estableciendo condiciones y plazos para que los operadores las cumplan.

El gobierno no hizo comentarios inmediatos.

Los principales operadores del país, Altice, NOS y Vodafone ya han dicho que no utilizarán equipos de Huawei en las redes centrales 5G, en medio de la preocupación europea y estadounidense de que la participación china en infraestructuras críticas pueda comprometer la seguridad. Pekín y Huawei rechazan tales sugerencias.

Las redes 5G existentes en Portugal no son autónomas y siguen basándose en gran medida en tecnología y equipos 4G.

Sin mencionar a China ni a ningún proveedor chino por su nombre, la CSSC advirtió de un "alto riesgo" para la seguridad por parte de proveedores o suministradores que "tienen su sede en un país donde el gobierno ejerce control, interferencia o presión sobre sus actividades en terceros países".

Su dictamen se basa en un informe no divulgado que evaluaba la seguridad de los equipos de las redes públicas de comunicaciones electrónicas que utilizan tecnología 5G.

También citó riesgos para la seguridad cuando el país donde tiene su sede un proveedor no tiene acuerdos sobre protección de datos, ciberseguridad o protección de la propiedad intelectual con Portugal o la Unión Europea, o cuando no es miembro de la UE, la OTAN o la OCDE.

Huawei afirmó en un comunicado que "no tenía conocimiento previo de este asunto ni ha sido consultada al respecto" y que aún estaba recabando información "sobre la naturaleza de la evaluación" y esperaba seguir prestando servicio a los clientes portugueses.

Europa se ha convertido en un campo de batalla en la rivalidad tecnológica entre Pekín y Washington y los competidores europeos de Huawei, Ericsson y Nokia, podrían convertirse en un duopolio de proveedores si se excluyera a la empresa china.