Como ingeniera técnica especializada en geotecnia, hace cuatro años asumí en Ferrovial el cargo de Project Manager para High Speed 2 (HS2). Durante los dos primeros años, mi función fue gestionar y supervisar los trabajos de prospección arqueológica previos a la construcción de la plataforma que discurre de Birmingham a Londres para la línea ferroviaria de alta velocidad británica. Un proyecto que consta de dos partes: una primera, con los trabajos previos de preparación y reconocimiento del terreno, y la segunda, en la que se aborda la propia construcción de la vía.

Es en esa primera parte en la que, entre otras acciones, es imprescindible localizar posibles yacimientos arqueológicos que pueden verse afectados por los futuros trabajos de construcción. El objetivo es hallarlos, identificarlos y decidir cuál será su destino: bien que pasen a formar parte de los fondos de un museo o bien que, una vez localizados, vuelvan a quedar ocultos dejando constancia en los archivos históricos de la presencia de estos yacimientos.

La arqueología es el camino crítico de esta fase del programa y en Reino Unido es un aspecto crucial cada vez que se abordan proyectos en los que se va a alterar el terreno, por lo que asumí un rol que no había adoptado en ningún otro proyecto y que hasta entonces desconocía.

Para llevarlo a cabo, formé un equipo con arqueólogos e ingenieros para gestionar todos los trabajos de la manera más segura y eficiente posible. En el equipo contábamos conJay Carver, uno de los mayores expertos del país en esta materia, y cuyo asesoramiento fue clave para definir la estrategia de prospección y sacar adelante esta parte del proyecto dirigida a los trabajos de preparación del terreno.

¿Qué hay que hacer si encontramos un yacimiento arqueológico?

Para encontrar los yacimientos arqueológicos dentro de una obra hay tres fasesque hay que abordar. La inicial es la de las investigaciones dirigidas a identificar las zonas con mayor potencial para contener restos arqueológicos en el subsuelo. En este caso, se utilizaron métodos geofísicos no intrusivosque reflejan las ondas a cierta profundidad y crean un mapa de anomalías del terreno.

En la segunda fase, estos mapas con los puntos críticos ya analizados se comparan con el trazado de la vía para evaluar cómo les afecta su construcción y se excavan zanjas de medio metro de profundidadpara primero confirmar la existencia de restos de interés histórico y segundo para determinar su importancia para el patrimonio histórico del país. Es en esta etapa del proyecto cuando se decide si los restos arqueológicos hallados necesitan ser conservados, ya sea mediante documentación de estos y conservación in situ o traslado a un museo.

Una vez finalizados estos trabajos, se pasa a la fase final, la de mitigaciónen la que, una vez demarcada la zona, se procede a la retirada de las capas superficiales del terreno y posterior investigación y conservación de los restos por parte de los arqueólogos. La extensión de estas zonas puede variar entre unos pocos metros cuadrados hasta la decena de hectáreas. Esta parte es a la que hay que dedicar más tiempo y coste, ya que todo el trabajo tiene que realizarse a mano para dejar al descubierto los depósitos arqueológicos encontrados sin que sufran daño.

Asentamientos romanos y enterramientos del siglo XIX

En esta fase, los arqueólogos proceden al análisis y evaluación de los restos mediante la toma de datos, muestras, fotografías y vídeos. El tiempo que permanecen en la obra depende de la complejidad y valor histórico de los artefactos. En todas las fases, mi trabajo fue el de coordinar a los técnicos y supervisar que los trabajos se realizaban acorde a los requisitos del proyecto en sí y la normativa que regula la gestión de yacimientos arqueológicos en una obra en Reino Unido.

La experiencia personal y profesional en este proyecto fue muy enriquecedora. Entre los restos que localizamos fue especialmente emocionante para todo el equipo cuando se excavaron los depósitos de un cementerio romano con restos humanos o el descubrimiento de un asentamiento abandonado en la Edad Media del que hasta ese momento no se tenía constancia.

Tuvimos que ser especialmente cuidadosos y respetuosos cuando realizamos el reconocimiento del lugar en la que se había derrumbado una iglesia en el año 1860. Sus alrededores, como ocurre con este tipo de construcciones, ha sido una zona de enterramientos al menos desde el siglo XI y tuvimos que exhumar restos de personas cuyos descendientes aún están vivos. El último sepulcro estaba fechado en 1845.

Cada una de estas experiencias no solo me sirvieron para acercarme a un ámbito, el de la arqueología, que hasta ese momento me era ajeno, también fue todo un reto salir de mi zona de confort y trabajar con un equipo tan diverso.

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Ferrovial SA published this content on 10 November 2021 and is solely responsible for the information contained therein. Distributed by Public, unedited and unaltered, on 10 November 2021 10:14:07 UTC.