La disputada votación amenaza con desestabilizar aún más a un Congo asolado por la pobreza, que ya está lidiando con una crisis de seguridad en el este que ha obstaculizado el desarrollo del primer productor mundial de cobalto y otros minerales y metales industriales.

Cinco de los contrincantes del presidente Félix Tshisekedi en la contienda llamaron a sus partidarios a unirse a una marcha el miércoles contra el escrutinio, que según ellos fue fraudulento y debería anularse.

Prometieron seguir adelante incluso después de que el gobierno prohibiera la protesta el martes, diciendo que pretendía socavar el trabajo de la comisión electoral nacional (CENI) mientras recopila los resultados que por ahora muestran a Tshisekedi con una fuerte ventaja.

La policía rodeó la sede de uno de los principales contendientes del actual presidente, Martin Fayulu, donde los manifestantes debían reunirse para la hora de inicio prevista a las 09.00 GMT. Algunos llevaban equipo antidisturbios, mientras que otros portaban rifles.

No hubo señales inmediatas de que se reunieran grandes multitudes en medio de la fuerte presencia de seguridad. Pero algunos manifestantes intentaron bloquear carreteras con neumáticos ardiendo antes de que la policía interviniera con gases lacrimógenos. La gente de los alrededores del cuartel general de Fayulu también lanzó piedras a la policía, que tomó represalias similares.

Tshisekedi "no ganó las elecciones, su victoria es fraudulenta", dijo fuera del edificio un manifestante que dio su nombre como Jean-Pierre.

El portavoz del gobierno, Patrick Muyaya, dijo que la manifestación estaba prohibida y que la policía estaba tomando las medidas de seguridad necesarias.

En un signo de tensión en otros lugares, los partidarios de un candidato local, que parecía ir perdiendo, bloquearon brevemente las carreteras e interrumpieron el tráfico con neumáticos ardiendo en la ciudad oriental de Butembo, antes de dispersarse.

Tras una campaña en ocasiones violenta, la votación del 20 de diciembre fue en sí misma caótica, con retrasos en la entrega del material electoral, equipos que funcionaban mal y listas de votación desorganizadas. La violencia también perturbó la votación en algunos lugares.

Los organizadores de las protestas han criticado duramente la decisión de la CENI de prolongar la votación en los colegios electorales que no abrieron el día de las elecciones, calificándola de inconstitucional y de motivo para una repetición total de los comicios.

Algunos observadores independientes también han afirmado que la prórroga socava la credibilidad del escrutinio.

La CENI ha reconocido que hubo retrasos, pero ha negado que la legitimidad de las elecciones se viera comprometida por la prolongación de algunas votaciones.

Su último recuento del martes situaba a Tshisekedi muy por delante de sus 18 contrincantes, con casi el 79% de los cerca de 6,1 millones de votos escrutados hasta el momento.

Alrededor de 44 millones estaban inscritos para votar, aunque se desconoce el número de papeletas emitidas.