Se trata de la única central eléctrica basada en combustibles fósiles que el país sudafricano tiene previsto adquirir en los próximos 20 años.

Cuatro empresas fueron preseleccionadas inicialmente para el contrato pero una se retiró dejando a Jindal, African Energy Resources y Minergy en una carrera a tres bandas.

Botsuana tiene más de 200.000 millones de toneladas de recursos de carbón y, a pesar de la reciente presión sobre el carbón debido al cambio climático, el país, dependiente de los diamantes, sigue adelante con la monetización de su carbón para el desarrollo económico.

"El contrato (es) para el diseño, financiación, construcción, propiedad, operación, mantenimiento y desmantelamiento al final de su vida económica... de una central eléctrica de carbón de 300MW netos en Botsuana como Productor Independiente de Energía", decía el anuncio.

Jindal financiará la construcción de la central y recuperará sus inversiones de la venta de electricidad a la Botswana Power Corporation (BPC) en condiciones que negociarán ambas partes.

La mina de carbón de Morupule, propiedad del Estado, y la de Masama, de Minergy, son las únicas minas de carbón en funcionamiento del país.

El responsable de Jindal en Botsuana, Neeraj Saxena, no respondió a las preguntas, pero la empresa declaró a Reuters en noviembre de 2021 que comenzaría a construir una mina de carbón en el sureste de los yacimientos de Mmamabula en 2022, con el objetivo de abastecer al mercado de exportación y a la central eléctrica de carbón prevista.

La invasión rusa de Ucrania ha desencadenado una crisis energética mundial, impulsando la demanda de carbón. En los últimos meses, Botsuana ha incrementado las exportaciones de carbón a Europa a través de Mozambique y Namibia, y las dos minas en funcionamiento del país intentan conseguir más acuerdos nuevos.