Después de la francesa Thales y la sueca Saab hace unas semanas, así como de la británica BAE Systems hace unos meses, ahora es el turno de la italiana Leonardo -ex-Finmeccanica- de incorporarse a la cartera Europa de MarketScreener

Leonardo, que entre otras empresas conjuntas posee una cuarta parte de MBDA y una quinta parte del consorcio Eurofighter, diseña todo tipo de equipos militares, desde helicópteros hasta misiles y diversos cazas. Ahora pretende reforzar su oferta en electrónica y ciberdefensa, ámbitos en los que rivales como Thales y BAE le superan ampliamente.

Gráfico Leonardo S.p.A.

A pesar del reciente megacontrato con Kuwait para la entrega de 28 aviones polivalentes Eurofighter, el grupo ha decidido centrar su estrategia de desarrollo en sus tres principales mercados: Reino Unido, Italia y Alemania.

En particular, la adquisición de una participación del 25% en el fabricante de sensores Hensoldt debería servir de trampolín para ampliar su presencia en el resurgente sector de la defensa al otro lado del Rin. Alarmada por los acontecimientos en el Este, la Bundeswehr será sin duda un importante proveedor de pedidos en los próximos años. Tras décadas de falta de inversión, la revisión de sus capacidades ha sido designada como una prioridad nacional.

También Leonardo ha tenido su cuota de décadas perdidas. La más reciente estuvo marcada por una prolongada crisis económica y un doloroso, pero no por ello menos magistral, plan de reestructuración del anterior director general, Mauro Moretti.

Es cierto que había mucho que hacer: la desinversión del negocio ferroviario, la optimización de una cartera de actividades en defensa demasiado desordenada y carente de sinergias, el saneamiento de la situación financiera, el restablecimiento de una reputación dañada por varios escándalos de corrupción y adquisiciones destructoras de valor, etc.

Lo peor parece haber pasado, y las cicatrices del calamitoso episodio 2011-2014 -con sus 4.000 millones de euros de pérdidas acumuladas- se han cerrado definitivamente. Ahora, el grupo se ha recuperado y aspira a desempeñar un papel destacado en la consolidación del sector en Europa. 

Los márgenes de explotación han mejorado y la carga de intereses ha disminuido considerablemente tras una serie de refinanciaciones oportunas en un entorno de tipos de interés muy bajos. Cabe destacar que la reestructuración se ha llevado a cabo sin una ampliación de capital -lo que sin duda habría supuesto una gran dilución- ni un aumento de la deuda.

El grupo también ha llegado al final de un largo ciclo de inversión: esto mejorará el flujo de caja "cash-flows", y quizás allane el camino para un aumento del dividendo o un mayor crecimiento externo, o ambas cosas.

(Para que conste, la conciliación de los resultados contables con los flujos de caja es -como suele ocurrir en el sector de la defensa- excesivamente compleja en este caso debido a las grandes variaciones del capital circulante relacionadas con la creación de existencias y los pagos secuenciales).

Estas mejoras no significan que Leonardo o sus homólogos europeos puedan llegar a conseguir márgenes y rendimientos del capital tan espectaculares como los grupos de defensa estadounidenses, como Lockheed, Raytheon o General Dynamics.

Estos últimos también se benefician del formidable paraguas comercial de la OTAN, bajo el cual la protección del Tío Sam se intercambia por flujos de pedidos garantizados para sus fabricantes de armas. Alemania, que acaba de anunciar que se inclina por el F-35 en lugar del Eurofighter para la renovación de su fuerza aérea, ofrece una nueva y llamativa demostración de ello.

El hecho es que el grupo italiano tiene todas las de ganar si las ambiciones de defensa común de Europa se hacen finalmente realidad, aunque sea en parte. En este sentido, la invasión de Ucrania habrá sido, sin duda, el electroshock que necesitaba el Viejo Continente para hacerse finalmente cargo de sí mismo.

En una nota un poco menos entusiasta, hay que recordar que Leonardo - como su predecesor Finmeccanica - ha sufrido durante mucho tiempo la excesiva interferencia del gobierno italiano en sus asuntos. El Estado sigue siendo propietario del 30% del grupo y conserva la molesta costumbre de nombrar él mismo a los directores de los buques insignia de la industria nacional.

Lo menos que se puede decir al respecto es que el actual consejero delegado, Alessandro Profumo, que dejó UniCredit sin honores en 2010, no acaba de ganarse a los accionistas de Leonardo...

Estos últimos se han sentido demasiado a menudo relegados al papel de espectadores en un grupo en el que los intereses políticos y comerciales se entremezclan constantemente. No cabe duda de que agradecerían una gobernanza más moderna y transparente. 

Asimismo, la carga de la deuda sigue siendo elevada y el éxito de las exportaciones del Eurofighter es desigual. Estos factores ensombrecen el panorama, a pesar de los notables avances descritos anteriormente.

Dicho esto, los analistas que siguen al grupo -cuyo consenso es sondeado en tiempo real por MarketScreener- sostienen que, con su nueva dirección estratégica, unas perspectivas comerciales florecientes en Europa y una cartera de pedidos de nuevo llena, el grupo apenas merece su valoración actual, que sólo multiplica por 7 sus beneficios previstos para el próximo año. 

MarketScreener incluye el valor en su cartera Europa, en línea con su estrategia de combinar fundamentos e momentum, y se une a ellos en este punto.