Con la reciente incorporación de las acciones de Onsemi a su cartera estadounidense, Surperformance -el editor del sitio web MarketScreener pretende aprovechar este impulso. El grupo estadounidense es un reconocido especialista en los semiconductores de a bordo para vehículos híbridos y eléctricos, en particular los dedicados a la gestión de la energía y los sistemas de sensores de vídeo. 

Gráfico ON Semiconductor Corporation

En términos de rendimiento económico, la última década fue ciertamente mixta. Mientras que la facturación se ha cuadruplicado, los beneficios se han estancado debido a la excesiva diversificación, lo que ha provocado un menor efecto de escala. Dicho esto, la dirección ha decidido abordar el problema de forma definitiva y ha iniciado finalmente una revisión estratégica: tiene previsto desprenderse de sus actividades menos lucrativas para concentrarse en "las joyas de la corona", es decir, en el diseño de componentes destinados a equipar los vehículos del futuro. 

Onsemi sigue así los pasos de los principales fabricantes. GM, Ford, VW, Daimler, Stellantis, Toyota y Honda -todos ellos clientes del grupo- han destinado cientos de miles de millones a la electrificación. Los analistas prevén que en 2030 la mitad de los vehículos vendidos en el mundo serán eléctricos o, al menos, híbridos. Incluso BMW se ha sumado, aunque hace tiempo que se resiste a lo que califica de moda pasajera. Por tanto, es probable que la tendencia continúe.

Esto es precisamente lo que Onsemi ha estado preparando durante años. El grupo espera ahora multiplicar por treinta el número de sus componentes por vehículo, una proyección realizada por la dirección. Dado que la industria del automóvil representa un tercio de su volumen de negocio, y que tiene una cuota de mercado dominante en los llamados (ADAS) "Advanced Driver-Assistance Systems" (sistemas avanzados de asistencia al conductor), entre otras cosas, las repercusiones previstas son importantes y probablemente muy positivas. 

Onsemi también cuenta con una amplia cartera de actividades en las telecomunicaciones y la industria, donde las tendencias actuales -el despliegue de las redes 5G y la robótica en la cadena de montaje- apuntan a una explosión similar de la demanda de semiconductores. 

Si bien la trayectoria operativa y financiera del grupo no es perfecta -la culpa, como se ha dicho, de una excesiva diversificación y una cartera de actividades demasiado extensa y, por tanto, demasiado desordenada-, su rentabilidad se ha mantenido sólidamente en verde. En la última década, Onsemi ha generado un flujo de caja operativo acumulado de 7.300 millones de dólares, la mitad de los cuales se invirtió en sus instalaciones industriales y la otra mitad en diversas adquisiciones, incluida Fairchild en 2016.

Aunque no se han incrementado los beneficios, estas operaciones de crecimiento externo han permitido crear una oferta de productos completa y competitiva para la industria del automóvil. Difícil de percibir hace unos años, su interés estratégico es ahora evidente. 

Siguiendo con el registro de adquisiciones, Onsemi ha consolidado recientemente su cadena de suministro con la compra de su proveedor GT Advanced Technologies, conocido por su difícil divorcio con Apple. Esta operación es también más estratégica que financiera: la dirección es muy clara en este punto, ya que no teme indicar que las sinergias requerirán años de esfuerzo antes de materializarse; esta franqueza es inusual, por no decir casi conmovedora donde las promesas extravagantes son habituales.

En cuanto a la gestión, y siempre durante la última década, observamos la curiosa ausencia de dividendos, compensada por los 1.400 millones de dólares gastados en recompra de acciones -de ahí el aumento de la deuda por el mismo importe-, mientras que la valoración del grupo era de dos a tres veces inferior a sus niveles actuales. A la base accionarial -institucional y fragmentada- seguramente no le importará. 

Con su posición competitiva bien establecida, el grupo pretende centrarse en el crecimiento de los beneficios más que en el de los ingresos. La dirección espera un margen bruto del 45% y la capacidad de generar al menos 2.000 millones de dólares de flujo de caja libre al año "free cash-flow", una vez que el catálogo esté libre de su desorden. La actual valoración bursátil, de entre 20 y 25 mil millones de dólares, no refleja necesariamente estas brillantes perspectivas, aunque el sector de los semiconductores esté viviendo las horas más prósperas de su historia.

Esta última se beneficia de la creciente demanda -una especie de ley de Moore aplicada a los componentes electrónicos-, unida al vertiginoso aumento de los precios desde el Covid-19 y a las alteraciones provocadas en las hipercomplejas cadenas de suministro. Estas subidas han sido bien absorbidas por los clientes por el momento, pero ¿quién sabe cuánto durará esto? También es posible que el mercado siga penalizando la valoración del grupo mientras no haya vendido las peores partes de su cartera, o simplemente no se crea las proyecciones de sus directivos. 

Por otro lado, los analistas que siguen a Onsemi -cuyo consenso es sondeado en tiempo real por MarketScreener- están unidos en su valoración positiva de los últimos acontecimientos. Acaban de elevar sus estimaciones de beneficios para los próximos años, una señal que MarketScreener, de acuerdo con su estrategia momentum, estaba esperando para realizar esta inversión. Por supuesto, no hay que perder de vista los tres riesgos principales: una ejecución torpe del plan de reestructuración; un descenso del ciclo para el sector de los semiconductores en general; y un exceso de inventario en los fabricantes de automóviles, que frenaría los pedidos y reduciría los márgenes.

Onsemi es una posición de la cartera estadounidense de MarketScreener