Sobre el papel, las acciones del grupo -que cotizan en el mercado brasileño, pero también en Estados Unidos a través de un ADR- cotizan a menos de x2 de beneficios y con una rentabilidad por dividendo del 80%, aunque esta última está a punto de caer tras un desembolso excepcional el año pasado.
Hay que decir que se dan todos los ingredientes para que los inversores desconfíen al máximo: precedentes de irregularidades, llegada al poder de un gobierno de extrema izquierda presidido por Lula, economía brasileña desordenada desde hace veinte años, inflación crónica de dos dígitos, sector petrolero, etc.
Si a esto se añaden las diversas promesas populistas de controlar los precios de los hidrocarburos y desindexarlos del dólar -promesas que, por cierto, no son prerrogativa de Lula, ya que su predecesor Bolsonaro hizo las mismas promesas, sin lograr sin embargo sus fines-, está claro que la copa está llena.
El hecho es que el grupo comunicó su plan estratégico esta semana, y estableció sus intenciones en blanco y negro.
La principal: autofinanciar el aumento de la producción de 3,4 millones de barriles -aproximadamente el 3,5% de la producción mundial- a 4,5 millones de barriles al final de la década, y distribuir entre 65.000 y 85.000 millones de dólares en dividendos a sus accionistas en los próximos cinco años.
Fuente: MarketScreener
Al precio actual, esto equivale a una rentabilidad por dividendo de al menos el 20% anual. Obsérvese que el ADR sin derecho a voto - PBR.A en lugar de PBR - ofrece una rentabilidad aún mayor que ésta.
Entre los accionistas se encuentra el Gobierno, que controla menos de un tercio del capital pero más de la mitad de los derechos de voto. Dependiente de Petrobras para equilibrar su presupuesto, informado por el funesto ejemplo venezolano y supervisado por un Congreso aún en manos de los conservadores, es seguro suponer que no se disparará en el pie.
Período Fiscal: Diciembre | 2019 | 2020 | 2021 | 2022 | 2023 | 2024 | 2025 | 2026 |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Ventas netas 1 | 302.245 | 290.704 | 452.668 | 641.256 | 509.987 | 497.273 | 476.646 | 486.648 |
EBITDA 1 | 129.249 | 136.690 | 234.576 | 340.482 | 261.016 | 268.083 | 251.687 | 260.408 |
Beneficio operativo (EBIT) 1 | 70.747 | 74.714 | 171.528 | 272.280 | 194.883 | 194.429 | 177.976 | 180.033 |
Margen de operación | 23,41 % | 25,7 % | 37,89 % | 42,46 % | 38,21 % | 39,1 % | 37,34 % | 36,99 % |
Beneficios antes de Impuestos (EBT) 1 | 47.242 | -1.224 | 151.575 | 274.998 | 176.269 | 174.453 | 153.049 | 157.962 |
Resultado Neto 1 | 40.137 | 6.179 | 106.668 | 188.328 | 123.920 | 115.710 | 103.514 | 107.632 |
Margen neto | 13,28 % | 2,13 % | 23,56 % | 29,37 % | 24,3 % | 23,27 % | 21,72 % | 22,12 % |
BPA 2 | 3,080 | 0,5400 | 8,180 | 14,44 | - | 9,165 | 8,121 | 8,236 |
Free Cash Flow 1 | 67.756 | 118.132 | 168.992 | 205.754 | - | 103.749 | 81.624 | 100.444 |
Margen FCF | 22,42 % | 40,64 % | 37,33 % | 32,09 % | - | 20,86 % | 17,12 % | 20,64 % |
FCF Conversión (EBITDA) | 52,42 % | 86,42 % | 72,04 % | 60,43 % | - | 38,7 % | 32,43 % | 38,57 % |
FCF Conversion (Resultado Neto) | 168,81 % | 1.911,91 % | 158,43 % | 109,25 % | - | 89,66 % | 78,85 % | 93,32 % |
Dividendo / Acción 2 | 0,7387 | 0,7874 | 8,534 | 15,09 | - | 5,556 | 3,793 | 3,670 |
Fecha de publicación | 19/2/20 | 25/2/21 | 24/2/22 | 2/3/23 | 8/3/24 | - | - | - |
Fuente: MarketScreener
El nuevo director general del grupo, Jean-Paul Prates, instalado personalmente por Lula, no dice otra cosa: pretende relanzar las inversiones en exploración - no hay grandes descubrimientos offshore en Brasil desde hace diez años - asegurar el dividendo y, textualmente, hacer de Petrobras "el último productor de petróleo del mundo si es necesario".
Por supuesto, las promesas sólo son vinculantes para quienes las creen, y el reciente repunte de la producción en las Américas -tanto en el norte como en el sur- podría deprimir los precios y hacer insostenibles las proyecciones de la dirección.
Además, Brasil ha demostrado ser un cementerio de ilusiones perdidas para los inversores. Un "éxito" en las acciones de Petrobras no es, por tanto, como la brillante inversión de Warren Buffett en PetroChina hace veinte años, aunque los ratios de valoración y el sentimiento de desconfianza reinante sean más o menos comparables.
Reservada a los inversores audaces, o a los que tienen una visión particular de Brasil, la situación no carece de interés.