El programa, conocido como Flintlock, comenzó en una base militar de la polvorienta ciudad norteña de Daboya, donde instructores estadounidenses y europeos instruyeron a soldados de toda África en primeros auxilios y ejercicios de tiro bajo un calor abrasador.

"Flintlock pretende reforzar la capacidad de las naciones socias clave de la región para contrarrestar a las organizaciones extremistas violentas, colaborar a través de las fronteras y proporcionar seguridad a su población", declaró el Mando de África de EEUU en un comunicado.

El entrenamiento llega en un momento crítico para África Occidental, donde grupos vinculados al Estado Islámico y a Al Qaeda siguen llevando a cabo ataques rutinarios contra civiles y militares a pesar de las costosas intervenciones de las fuerzas internacionales.

Lo que comenzó como una insurgencia con base en Mali en 2012 se ha convertido desde entonces en una red regional de grupos islamistas rivales que operan en amplias zonas de Níger y Burkina Faso, países sin litoral, y que en los últimos años se han extendido a países costeros como Benín, Togo y Costa de Marfil.

La violencia ha matado a miles de personas y ha desplazado a millones.

Hasta ahora Ghana, cuyo norte rural limita con Burkina Faso, se ha librado de la violencia, pero los expertos en seguridad afirman que el crimen organizado está muy extendido y que las comunidades pobres y remotas podrían ser vulnerables al reclutamiento, como lo han sido en los países vecinos.

La propia Daboya está a menos de 160 km de Burkina Faso.

"Los socios deben aprovechar esta ventana, porque los esfuerzos antiterroristas en África Occidental han sido en gran medida ineficaces una vez que la fase abierta de la insurgencia (por ejemplo, el reclutamiento local) está en marcha", dijo Aneliese Bernard, directora de Strategic Stabilization Advisors, un grupo estadounidense de asesoramiento sobre riesgos.

Los esfuerzos de coordinación transfronteriza en África Occidental se han visto complicados por los golpes militares en Mali, Burkina Faso y Guinea desde 2020, que provocaron algunas sanciones temporales y el cierre de fronteras.

Las fricciones con las juntas en Mali y Burkina Faso llevaron a Francia a retirar miles de tropas de esos países durante el año pasado, en lo que algunos analistas dijeron que podría ser un impulso para los grupos islamistas.