Presentado por la Federación Sindical Suiza y respaldado por partidos de centro-izquierda, el plan de proporcionar a los ancianos una decimotercera mensualidad de pensión pretende aliviar el coste de la vida en Suiza, donde los alquileres son especialmente elevados.

Zúrich, la mayor metrópolis del país, empató con Singapur como la ciudad más cara del mundo en un estudio publicado en noviembre por la Economist Intelligence Unit.

Sin embargo, no está claro cómo debería pagarse el aumento de las pensiones, y tanto el Gobierno como el Parlamento suizo, que actualmente se inclina hacia la derecha, han rechazado la propuesta por considerarla arriesgada desde el punto de vista financiero, lo que ha contribuido a movilizar la oposición.

Los opositores argumentan que el plan, que entraría en vigor a partir de 2026, podría provocar subidas de impuestos o recortes del gasto, y además beneficiaría a los pensionistas más ricos que no necesitan el dinero.

Los partidarios afirman que el sistema de pensiones goza de buena salud y que el aumento es asequible y necesario.

Los sondeos de opinión a finales de 2023 habían mostrado que más de dos tercios de los suizos respaldaban la subida de las pensiones, pero una encuesta de la empresa de sondeos gfs.bern de la semana pasada mostró sólo un 53% a favor.

La pensión mínima de vejez y supervivencia (AVS) en Suiza asciende hoy a 1.225 francos suizos (1.393 dólares) al mes, y la máxima a 2.450 francos. Las parejas tienen el pago limitado a 3.675 francos. Quienes no puedan cubrir sus necesidades existenciales con ella pueden reclamar pagos suplementarios.

Los votantes también tendrán la oportunidad de decidir sobre una segunda iniciativa que elevaría la edad legal de jubilación a los 66 años en 2033. Las encuestas sugieren que ese plan será derrotado.

(1 $=0,8797 francos suizos)