La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el jueves la amplia legislación para subvencionar la industria nacional de semiconductores en su competencia con los fabricantes chinos y otros extranjeros.

Taiwán es un importante productor de chips, sede de Taiwan Semiconductor Manufacturing Co Ltd (TSMC), el mayor fabricante de chips por contrato del mundo, que también está invirtiendo 12.000 millones de dólares en una nueva planta en Arizona.

El Ministerio de Economía señaló que se "alegra" de que las empresas taiwanesas puedan acceder a "recursos sobre el terreno" cuando operan en el mundo, y de que establezcan buenas relaciones en la cadena de suministro estadounidense.

Al mismo tiempo, Taiwán es un avanzado centro mundial de fabricación de semiconductores con el modelo de producción más resistente y competitivo, añadió.

"Tras 50 años de innovación continua, inversión y generaciones de talento, la eficiencia de la fabricación de semiconductores de nuestro país, la integridad de la cadena de suministro y la energía de la innovación han estado siempre en la cima del mundo, y la posición clave de Taiwán en los semiconductores no se verá afectada".

Taiwán siempre ha sido un socio del mundo, como demuestran sus esfuerzos por aliviar los problemas de la cadena de suministro de los chips para automóviles, y el modelo de fabricación de semiconductores "made in Taiwan" es la forma más eficiente y fiable de hacer las cosas, dijo.

"Tanto en el pasado como en el presente o en el futuro, Taiwán seguirá desempeñando el papel de socio indispensable en la cadena de suministro global".

Taiwán ha querido demostrar a Estados Unidos, su más importante respaldo internacional en un momento de crecientes tensiones militares entre Taipei y Pekín, que es un amigo fiable mientras la crisis mundial de chips afecta a la producción de automóviles y a la electrónica de consumo.

Pero el gobierno de Taiwán también está decidido a mantener la mayor parte de la fabricación de chips avanzados en su país.

China había presionado contra el proyecto de ley de semiconductores de Estados Unidos, calificándolo de reminiscencia de una "mentalidad de Guerra Fría" y "contrario a la aspiración común de la gente" de ambos países.