La zona euro no debe convertir en arma su propia moneda en un conflicto mundial, ya que ello podría acabar por socavarla, declaró el viernes un influyente responsable político del Banco Central Europeo, justo cuando la UE contemplaba la posibilidad de embargar activos estatales rusos.

Los funcionarios europeos llevan meses debatiendo si confiscar los activos rusos congelados, incluidas las reservas del banco central, para utilizar el dinero en efectivo para financiar la reconstrucción de Ucrania.

Pero a algunos les preocupa que las repercusiones más amplias de tal medida, desde represalias hasta la pérdida de confianza en los activos europeos, superen con creces la ganancia.

"Armar una moneda reduce inevitablemente su atractivo y favorece la aparición de alternativas", dijo el gobernador del Banco de Italia, Fabio Panetta, en un discurso sin referirse directamente a Rusia. "Sin embargo, este poder debe utilizarse con prudencia, porque las relaciones internacionales forman parte de un juego repetido".

La UE, Estados Unidos, Japón y Canadá congelaron unos 300.000 millones de dólares en activos de bancos centrales rusos en 2022, cuando Rusia invadió Ucrania. Unos 200.000 millones de dólares de esa cantidad se encuentran en Europa, principalmente en la cámara de compensación belga Euroclear.

Los detractores argumentan que la incautación de activos podría provocar la huida de los inversores de otros países, temiendo por la seguridad de sus propias inversiones, lo que en última instancia debilitaría la divisa y haría subir los rendimientos.

Panetta, antiguo miembro del consejo del BCE, argumentó que el conflicto en torno a Ucrania había provocado un aumento del papel del renminbi chino a expensas de otras divisas, ya que gran parte del comercio de Rusia se realiza ahora en la moneda china.

"Las autoridades chinas están promoviendo explícitamente su papel en la escena mundial y fomentando su uso en otros países, incluidos los sancionados por la comunidad internacional tras la invasión de Ucrania", afirmó Panetta.

Como resultado, el renminbi superó al euro como segunda moneda más utilizada para la financiación del comercio y al yen como cuarta moneda más utilizada para los pagos globales, dijo Panetta.

En cambio, Panetta argumentó que Europa debería reforzar el euro haciéndolo más atractivo, aplicando cambios largamente aplazados que reforzarían su papel como moneda de reserva.

Esto incluye la creación de un activo seguro que se emita en cantidades suficientes y predecibles, y la realización de una unión bancaria que reduciría la dificultad de la banca transfronteriza. Otro paso sería un sistema eficaz de infraestructuras de pago y de mercado en todo el bloque, afirmó. (Reportaje de Balazs Koranyi; edición de Christina Fincher)