LONDRES/FRÁNCFORT, 23 jun (Reuters) -El crecimiento de las empresas de la zona euro se estancó este mes al agravarse la recesión del sector de manufacturas, y la hasta ahora resistente actividad de los servicios apenas creció, lo que deja al Banco Central Europeo ante una disyuntiva de política monetaria.

El Índice Compuesto de Gestores de Compras (PMI) de HCOB de los 20 países que comparten el euro, elaborado por S&P Global y considerado un buen indicador de la salud económica general, se hundió hasta un mínimo de cinco meses de 50,3 en junio, frente al 52,8 de mayo.

La medición apenas superó la marca de 50 que separa el crecimiento de la contracción y fue menor que todas las previsiones de un sondeo de Reuters, que había pronosticado un descenso más modesto, hasta 52,5.

"Esto contradice la recuperación de la economía que muchos esperan en los próximos meses", dijo Christoph Weil, economista de Commerzbank. "Vemos confirmada nuestra valoración de que la economía de la zona euro volverá a contraerse en la segunda mitad del año".

"Los hasta ahora 400 puntos básicos de subidas de tasas del BCE frenan cada vez más la economía", añadió.

La inflación, ligeramente por encima del 6%, es demasiado alta y el mercado de trabajo se está calentando, lo que sugiere más presiones sobre los precios en el futuro, a medida que los trabajadores disfrutan de un mayor poder de negociación.

Pero la actividad económica es débil y el BCE ha fracasado claramente en su objetivo de endurecer la política monetaria lo suficiente para contener las presiones sobre los precios sin empujar al bloque a la recesión.

Otro problema es que una recesión normalmente haría aumentar el desempleo, lo que facilitaría el trabajo del banco.

Sin embargo, las empresas parecen estar acumulando mano de obra, recordando lo difícil que fue volver a contratar trabajadores tras la pandemia y ofreciendo poco alivio al BCE.

Los datos del PMI del viernes no hacen sino confirmar esta tendencia, ya que las empresas siguieron aumentando su plantilla este mes, con un índice de empleo de 54,1, algo por debajo del 54,6 de mayo.

Por ahora, los halcones de la política monetaria, que temen más la inflación que una recesión, parecen ser mayoría.

"Otro trimestre de crecimiento negativo del PIB no es inimaginable, aunque el actual desplome sigue siendo lo suficientemente leve como para que el Banco Central Europeo no cambie de rumbo en cuanto a las subidas de tasas", declaró Bert Colijn, economista de ING.

El BCE ha prometido de facto una subida de tasas en julio y bastantes responsables monetarios también han puesto sobre la mesa un movimiento más, hasta el 4%, para septiembre u octubre.

La demanda global disminuyó por primera vez desde enero. El índice compuesto de nuevos pedidos bajó desde 50,3 a 48,3.

La mayor sorpresa, sin embargo, fue el índice PMI del sector servicios, que cayó de 55,1 a 52,4 puntos, también menor a todas las previsiones de la encuesta de Reuters, cuya media era de 54,5 puntos.

La actividad manufacturera lleva en declive desde julio y la desaceleración se ha acentuado este mes, con una caída del PMI de fábrica hasta 43,6 desde 44,8, también por debajo de todas las previsiones de la encuesta de Reuters y su nivel más bajo desde mayo de 2020, cuando la pandemia del COVID-19 estaba afianzándose.

(Información de Jonathan Cable; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)