El Banco de Japón examinará los efectos y los efectos secundarios de sus herramientas de política monetaria no convencionales desplegadas durante una batalla de 25 años contra la deflación en una revisión a largo plazo programada, dijo el viernes el gobernador Kazuo Ueda.

Los amargos recuerdos de Japón de su batalla de décadas contra la deflación pesan mucho sobre las deliberaciones del banco central acerca de dar un primer paso modesto alejándose de la política monetaria ultra laxa, incluso mientras la inflación y los salarios se arrastran al alza.

Entre los efectos secundarios que se sopesarán estará el efecto que las medidas de relajación monetaria del banco central hayan tenido en el sistema bancario, dijo Ueda en una rueda de prensa.

En la revisión que se espera que dure un año, o un año y medio, el BOJ también analizará cómo factores estructurales como la globalización y la demografía afectaron a la economía y a los precios de Japón, añadió.

Ueda desveló el plan de revisión en abril, pero ofreció pocos detalles en aquel momento, más allá de decir que tendría como objetivo extraer lecciones de la experiencia pasada del BOJ luchando contra la deflación.

Habiendo participado en la batalla contra la deflación como miembro del consejo del BOJ de 1998 a 2005, Ueda conoce demasiado bien el peligro de una salida prematura de la política ultra laxa.

El BOJ se convirtió en el primer banco central en llevar los tipos de interés a corto plazo a cero en 1999, para defenderse de una crisis bancaria interna y de los crecientes riesgos de deflación.

Tras experimentar con la relajación cuantitativa y las compras de activos de riesgo, en 2013 desplegó un programa de estímulo masivo bajo el mandato del ex gobernador Haruhiko Kuroda para disparar la inflación hasta su objetivo del 2% en aproximadamente dos años.

Cuando el radical programa de compra de activos no consiguió apuntalar la inflación, el BOJ llevó los tipos a corto plazo a territorio negativo en 2016 e introdujo un tope en el rendimiento de los bonos a 10 años.

Aunque estas medidas ayudaron a mantener bajos los costes de los préstamos para las empresas, fueron criticadas por los analistas por distorsionar los precios del mercado y aplastar el margen bancario.

Muchos analistas esperan que Ueda comience a retirar gradualmente el radical programa de estímulo de su predecesor a finales de este año. (Reportaje de Leika Kihara; Edición de Clarence Fernandez)