Se sospecha que Japón ha intervenido en el mercado de divisas para apuntalar el yen en varias ocasiones este mes, subrayando su malestar por el dolor que la caída de la divisa está infligiendo a los hogares debido al encarecimiento de las importaciones.

Aunque las autoridades no han confirmado si intervinieron, a continuación se explican las tácticas de intervención de Tokio y lo que la medida podría significar para la política monetaria de Japón:

¿POR QUÉ INTERVINIERON?

El yen había languidecido en mínimos de 38 años, por encima de 160 por dólar, antes de la presunta táctica de intervención, por lo que los responsables políticos están cada vez más preocupados de que el encarecimiento de las importaciones pueda perjudicar al débil consumo privado.

La debilidad del yen ya está haciendo mella en los índices de aprobación del primer ministro, Fumio Kishida, antes de una carrera por el liderazgo del partido gobernante prevista para septiembre.

Dejar desatendida la caída del yen habría supuesto el riesgo de dar a los mercados la impresión de que Tokio hará la vista gorda ante movimientos especulativos que no se ajustan a los fundamentos.

¿QUÉ ES DIFERENTE ESTA VEZ?

A diferencia de episodios anteriores de intervención que normalmente se producían en medio de fuertes caídas del yen, la presunta intervención del 11 de julio se produjo cuando el dólar ya estaba cayendo como reacción a los débiles datos de inflación de Estados Unidos.

Esto sugiere que Tokio intentó aprovechar el momento en que la marea del mercado ya se movía a favor del yen. El aumento de las perspectivas de un recorte de los tipos de interés estadounidenses a corto plazo también permitiría a Japón argumentar que las nuevas caídas del yen frente al dólar no reflejaban los fundamentos y justificar la intervención.

Algunos analistas afirman que el cambio de táctica puede haber tenido como objetivo mantener a los mercados adivinando cuándo podrían intervenir de nuevo las autoridades. El principal diplomático de divisas, Masato Kanda, dijo que no había un periodo de tiempo establecido sobre el que juzgar si los movimientos del yen eran excesivos.

Una noticia aparecida en los medios de que Japón había realizado comprobaciones de tipos frente al euro/yen también asustó a los mercados, ya que es poco habitual que Tokio lleve a cabo intervenciones frente a la moneda única europea.

¿DÓNDE ESTÁ LA LÍNEA EN LA ARENA?

Las autoridades dicen que no tienen en mente ningún nivel concreto. Pero los operadores estiman que 160 yenes por dólar es la línea en la arena de Japón que aumenta las posibilidades de intervención.

Por ejemplo, Tokio gastó 9,8 billones de yenes (62.700 millones de dólares) interviniendo en el mercado de divisas a finales de abril y principios de mayo, después de que la moneda japonesa alcanzara un mínimo de 34 años de 160,245 por dólar el 29 de abril.

Desde entonces, el yen ha caído hasta un mínimo de 38 años de 161,96 por dólar el 3 de julio, antes de que la presunta racha de intervenciones de la semana pasada lo volviera a situar por debajo de la línea de los 160.

¿QUÉ MÁS PODRÍA DESENCADENAR UNA MAYOR INTERVENCIÓN?

El aumento de los costes de importación debido a la debilidad del yen amenaza con hacer descarrilar los esfuerzos de la administración por convertir en positivo el crecimiento salarial ajustado a la inflación y dar a los hogares más poder adquisitivo.

Si aumenta el enfado de la opinión pública por el impacto inflacionista de un yen débil, eso podría aumentar la presión política sobre las autoridades para que intervengan de nuevo para frenar la caída de la divisa.

¿CAMBIARÁ LA TÁCTICA BAJO UN NUEVO LIDERAZGO?

El actual máximo responsable de la política monetaria, Masato Kanda, que dirigió las intervenciones masivas de compra de yenes en 2022 y 2024, ha sido conocido por advertir agresivamente a los mercados en contra de presionar a la baja al yen.

Kanda finalizará su mandato en julio y le sucederá Atsushi Mimura, un veterano de la regulación financiera cuyas opiniones sobre la política monetaria son poco conocidas.

Es probable que la política cambiaria de Japón se mantenga prácticamente sin cambios bajo un nuevo jefe de divisas. Sin embargo, el estilo de comunicación puede diferir, ya que algunos diplomáticos tienden a ofrecer advertencias más explícitas a los mercados que otros.

¿CÓMO PODRÍA AFECTAR LA ÚLTIMA INTERVENCIÓN A LA POLÍTICA DEL BOJ?

Los mercados están divididos sobre cómo podría afectar la última incursión de Tokio en el mercado a la decisión del Banco de Japón sobre si subir o no los tipos de interés en su reunión de política monetaria de los días 30 y 31 de julio.

El Banco de Japón podría sentirse presionado a cooperar con los esfuerzos del gobierno para frenar la caída del yen desplegando una doble sorpresa de halcones de endurecimiento cuantitativo y subida de tipos.

Pero hacerlo podría dar a los mercados la impresión de que los movimientos del yen son impulsores clave de su decisión sobre los tipos. Eso es algo que el Banco de Japón quiere evitar, ya que iría en contra del protocolo del banco central de no utilizar la política monetaria como herramienta para controlar directamente los movimientos de la divisa.

Si la última tanda de intervenciones consigue invertir la marea de debilidad del yen en el mercado, eso podría dar al Banco de Japón más flexibilidad a la hora de programar la próxima subida de tipos, según los analistas.

En Japón, el Ministerio de Finanzas decide si interviene en el mercado de divisas y el banco central actúa como su agente.

(1 $ = 156,4200 yenes) (1 $ = 156,3200 yenes) (Reportaje de Makiko Yamazaki, Leika Kihara y Takaya Yamaguchi; Edición de Jacqueline Wong)