TOKIO, 23 jun (Reuters) - La inflación subyacente al consumidor en Japón superó las previsiones en mayo y el índice que excluye el costo de los combustibles subió al ritmo anual más rápido en 42 años, lo que pone de relieve la creciente presión sobre los precios que mantendrá al banco central bajo presión para que reduzca gradualmente su enorme estímulo.

Según los analistas, el aumento se debió a la constante subida de los precios de los alimentos y los artículos de primera necesidad, lo que sugiere que el aumento del costo de la vida afecta al consumo de los hogares.

El índice subyacente de precios al consumidor (IPC), que excluye los alimentos frescos pero incluye los productos energéticos, subió un 3,2% en mayo respecto al año anterior, según los datos publicados el viernes, lo que supone una ralentización respecto al 3,4% de abril, pero supera las previsiones del mercado de una subida del 3,1%.

La inflación subyacente al consumidor se ha mantenido por encima del objetivo del 2% fijado por el banco central durante 14 meses consecutivos, lo que pone en duda su opinión de que la reciente inflación impulsada por los costos sea temporal.

El índice que elimina los efectos de los alimentos frescos y los carburantes, y que el Banco de Japón sigue de cerca como barómetro clave de la evolución de los precios impulsados por la demanda interna, subió un 4,3% en mayo, lo que supone una aceleración respecto al aumento del 4,1% registrado en abril y marca el mayor incremento desde junio de 1981.

Mientras que los costes energéticos cayeron un 8,2% interanual en mayo debido al efecto de los subsidios gubernamentales, la inflación de los alimentos se aceleró hasta el 9,2% el mes pasado desde el 9,0% de abril, al subir los precios de productos que van desde el pollo frito y las hamburguesas a los chocolates.

Los precios de las habitaciones de hotel también subieron un 9,2% en mayo, por encima del 8,1% de abril, según los datos, señal de que la fuerte demanda turística permite a los operadores cobrar tarifas más altas.

La inflación lleva un año por encima de su objetivo, por lo que los mercados especulan con la posibilidad de que el Banco de Japón empiece pronto a retirar sus estímulos, que, según los críticos, distorsionan los mercados y perjudican los beneficios de las instituciones financieras.

El gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, ha subrayado la disposición del banco central a mantener una política ultra laxa hasta que la inflación se sitúe de forma sostenible en torno al 2% y vaya acompañada de subidas salariales.

Ueda también ha afirmado que la inflación subyacente de los precios al consumo volverá a situarse por debajo del 2% en septiembre u octubre, aunque el aumento sostenido de los precios ha puesto en duda esta opinión.

Los datos del IPC aumentan las posibilidades de que el Banco de Japón revise al alza sus previsiones de inflación en su próxima revisión trimestral de julio.

En sus últimas proyecciones, realizadas en abril, el banco central esperaba que la inflación subyacente al consumo se situara en el 1,8% en el actual ejercicio fiscal, que finaliza en marzo de 2024. Esta cifra es muy inferior al 2,6% previsto en una encuesta de Reuters realizada en mayo.

(Reporte de Leika Kihara y Takahiko Wada; Editado en Español por Ricardo Figueroa)