FRANKFURT (dpa-AFX) - La tendencia bajista de Suse continúa tras la dimisión del director financiero (CFO), Andy Myers, anunciada a finales de mes. El martes, las acciones del especialista en Linux cayeron otro 3,9 por ciento hasta los 13,34 euros, convirtiéndose en uno de los mayores perdedores del índice de pequeñas capitalizaciones SDax.

Los borsianos, sin embargo, ven el nombramiento como algo bastante positivo. Sólo tres meses después de la marcha de la Consejera Delegada, Melissa Di Donato, y del aviso de beneficios de mayo, se genera una mayor incertidumbre, escribió el analista Toby Ogg, del banco estadounidense JPMorgan. Pero el nombramiento del nuevo Consejero Delegado, Dirk-Peter van Leeuwen, a principios de mayo, y la búsqueda de un sucesor para Myers pueden cambiar significativamente el panorama inversor a largo plazo. Es probable que el mercado espere ahora a los resultados trimestrales del 6 de julio para ver si los objetivos de la empresa para todo el año son seguros y para recibir las primeras señales del nuevo jefe sobre la estrategia de cara al futuro.

Para Charles Brennan, de la firma de análisis estadounidense Jefferies, la dimisión de Myersa no es una sorpresa total, dados los frecuentes incumplimientos de los objetivos de la empresa en los últimos tiempos. Con la salida previa del jefe y de Myers, los dos protagonistas del Borsengang están ahora fuera del tablero en 2021. Esto despeja el camino para una revisión de la fracasada estrategia corporativa. Un operador de Borsen también habló de la posibilidad de un comienzo completamente nuevo.

El analista de Goldman Mohammed Moawalla subrayó que la transición en el departamento financiero iba por buen camino, según la empresa. El titular interino, Jonathan Atack, había reportado a Myers como vicepresidente de finanzas y relaciones con los inversores durante los dos últimos años.

Dada la historia de Suse, muchos inversores esperan que las cosas vayan a mejor. Desde principios de año, la acción ha perdido alrededor de un 21%, lo que supone uno de los últimos puestos de SDax.

En el momento del salto al parqué, hace unos dos años, el precio de emisión era de 30 euros. Desde entonces, los accionistas han necesitado buenos nervios. La subida a 43,60 euros a principios de 2022 fue seguida rápidamente por la desilusión. A pesar de las fases de recuperación provisionales, la acción volvió posteriormente como mucho a su nivel de emisión, pero tampoco pudo mantenerse allí de forma permanente. El mínimo anterior de 11,82 euros data de mayo de este año, y el nivel de valoración actual supone una pérdida de valor de casi el 56% para los inversores desde el principio.