Están en juego millones de dólares, así como la reputación de Musk, cuya estatura personal es un activo central de la marca Tesla. El juicio pondrá a prueba si la afición de Musk a acudir a Twitter para airear sus opiniones, a veces irreverentes, induce a error a los inversores y daña el valor de la empresa.

El caso es un raro juicio de acción colectiva sobre valores y los demandantes ya han superado grandes obstáculos legales, ya que el juez estadounidense Edward Chen dictaminó el año pasado que el post de Musk era falso e imprudente. Los accionistas afirman que perdieron millones después de que Musk tuiteara que tenía "financiación asegurada" para llevar a Tesla al sector privado.

Musk calificó el viernes a Twitter, que compró en octubre, como la forma más democrática de comunicarse, pero dijo que sus tuits no siempre afectaban a las acciones de Tesla como él espera.

"Sólo porque yo tuitee algo no significa que la gente lo crea o vaya a actuar en consecuencia", dijo Musk al jurado del tribunal federal de San Francisco.

Se espera que el multimillonario responda el lunes por qué insistió en que contaba con el respaldo de inversores saudíes para sacar Tesla a bolsa, lo que nunca ocurrió, y si hizo a sabiendas una declaración materialmente engañosa con su tuit.

Algunos abogados litigantes externos han dicho que parece tener la piel fina y que se le puede aguijonear. Pero Musk habló el viernes en voz baja y de forma a veces desconcertada, un contraste con su ocasional testimonio combativo en juicios anteriores.

Musk describió las dificultades que atravesó la empresa en la época en que envió el tuit de "financiación asegurada".

Se le preguntó por los mensajes que le envió el inversor de Tesla Ron Baron, que le instó a dejar de usar Twitter, pero Musk dijo que no recordaba y que recibió miles de mensajes.

Habló de los retos a los que se enfrentaba la empresa en aquel momento, incluidas las apuestas de los vendedores en corto de que las acciones caerían.

"Un montón de tiburones de Wall Street querían que Tesla muriera, y mucho", dijo.

El abogado de Musk, Alex Spiro, dijo al jurado en su declaración de apertura el miércoles que Musk creía que contaba con financiación de patrocinadores saudíes y que estaba tomando medidas para hacer realidad el acuerdo. Temiendo filtraciones a los medios, Musk trató de proteger al "accionista de a pie" enviando el tuit, que contenía "inexactitudes técnicas", dijo Spiro.

Un jurado de nueve personas decidirá si el tuit infló artificialmente el precio de las acciones de Tesla al exagerar el estado de la financiación de la operación y, en caso afirmativo, en qué medida.

Entre los acusados figuran directores actuales y anteriores de Tesla, de quienes Spiro dijo que tenían motivos "puros" en su respuesta al plan de Musk.