El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, dijo el lunes en una declaración que la medida no significaba que Berlín renegara de su antigua promesa de abandonar la energía nuclear para finales de 2022.

Habeck dijo que una prueba de estrés realizada por los operadores de la red eléctrica había demostrado que podría haber horas de crisis en el suministro de electricidad durante el invierno, dada la estrechez del mercado energético europeo.

"Sigue siendo muy improbable que tengamos situaciones de crisis y escenarios extremos", dijo Habeck. "Tengo que hacer todo lo necesario para garantizar plenamente la seguridad del suministro".

La medida es especialmente difícil de digerir para los Verdes de Habeck, que surgieron del movimiento antinuclear de los años 70, aunque la salida fue iniciada por la ex canciller conservadora Angela Merkel tras el desastre nuclear de Fukushima de 2011.

Los Verdes y otros opositores a la energía nuclear la consideran una tecnología de alto riesgo que genera residuos radiactivos que serían una carga para las generaciones futuras.

Aunque los tres reactores nucleares que quedan en Alemania cerrarían el 31 de diciembre de 2022, las centrales del sur, Isar 2 y Neckarwestheim 2, permanecerían en reserva para cualquier emergencia, hasta mediados de abril del próximo año.

Ambas centrales tienen una capacidad de 1.400 megavatios (MW) y son operadas por E.ON y EnBW respectivamente.

PREPARARSE PARA LO PEOR

Habeck dijo que las dos centrales no estarían equipadas con elementos de combustible fresco y que la reserva era sólo una opción.

"Tenemos que prepararnos para lo peor", dijo en una rueda de prensa. "Las centrales sólo se reabrirán cuando se necesite más energía".

Al preguntársele por qué el gobierno no optó por un funcionamiento más prolongado de las centrales para ayudar a frenar los precios desbocados de la electricidad, dijo que había respondido con un gravamen a los productores de energía que ayudaría a proteger a los consumidores mediante la redistribución de los beneficios de la energía.

Berlín también estaba tomando medidas para garantizar el suministro eléctrico, como resucitar algunas centrales de carbón paradas y aumentar la capacidad de la red, dijo, y añadió que el suministro eléctrico de Alemania era normalmente muy seguro y que era un exportador de energía.

Sin embargo, formaba parte de un sistema europeo que se había visto afectado por la contracción de la energía nuclear francesa y por una sequía que frenó la producción hidroeléctrica y el suministro de agua de refrigeración a las centrales térmicas, además de dificultar las entregas de carbón por barcaza.

Para el invierno de 2023/24, Alemania dispondrá de capacidades adicionales de importación de gas en forma de unidades flotantes de almacenamiento y regasificación (FSRU), según el gobierno.

El norte de Alemania, donde se encuentra el tercer reactor nuclear restante, el de Emsland, podría disponer de capacidad de generación de electricidad a partir de petróleo si fuera necesario, añadió.