El primer ministro libanés, Najib Mikati, subrayó el lunes en una declaración la necesidad de poner fin a todas las actividades originadas en el Líbano que afecten a la seguridad y la estabilidad de Arabia Saudí y otros países árabes del Golfo.

Añadió que el gobierno libanés está comprometido a reforzar la cooperación con Arabia Saudí, tras una llamada telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores de Kuwait, el jeque Ahmad Nasser al-Mohammad al-Sabah.

El ministerio saudí dijo que acogía con satisfacción la declaración de Mikati, añadiendo que esperaba que "contribuyera a restaurar el papel y el estatus de Líbano a nivel árabe e internacional".

Arabia Saudí y otros países del Golfo expulsaron a los enviados libaneses el año pasado en una disputa diplomática que ha agravado la crisis económica del Líbano, tras los comentarios críticos sobre la intervención militar liderada por Arabia Saudí en Yemen del ex ministro de Información libanés George Kordahi.

Riad afirma que la crisis con Líbano tiene su origen en una configuración política libanesa que refuerza el dominio del grupo armado Hezbolá, respaldado por Irán, y sigue permitiendo una inestabilidad endémica.

Arabia Saudí y sus vecinos ricos gastaron en su día miles de millones de dólares en ayuda al Líbano y siguen acogiendo a una enorme diáspora libanesa. Pero la amistad se ha visto afectada durante años por la creciente influencia del poderoso movimiento Hezbolá.

El colapso financiero ha hecho caer la moneda libanesa en los últimos meses y ha dejado a la mayor parte de la población en la pobreza en medio de la subida vertiginosa de los precios de las materias primas en los mercados internacionales.