Varado de vacaciones en la costa caribeña de México cuando Rusia invadió Ucrania, Gorpenko, de 47 años, lleva ya más de tres semanas sin saber nada de Vladimir Gorpenko, de 72 años.

Lo que sí sabe es que las bombas y los bombardeos han destruido gran parte de Mariupol, la que fuera una ciudad de 400.000 habitantes, de los que miles tratan de escapar. La casa de Vladimir no se salvó; una foto que circula por Internet muestra el edificio de varios pisos quemado.

Para encontrar a su padre, Gorpenko publicó una foto en Facebook en la que aparece un hombre sonriente con el pelo blanco y ralo. Está intentando que sus amigos en Ucrania lo rescaten.

"Ha sido imposible porque Mariupol está bajo un bombardeo constante", dijo Gorpenko a Reuters desde la playa mexicana de Playa del Carmen.

Reuters no pudo verificar de forma independiente su relato.

El hotel amplió su estancia a una décima parte del precio original después de que explicara que no podía volver a casa, y le ha dado acceso a Internet para buscar pistas de su padre.

"Los primeros cinco días estuvimos en contacto... Espero que papá siga vivo y se esconda en un refugio antiaéreo".

'FUERA DE ESTE INFIERNO'

Mientras Rusia mantiene los ataques aéreos para tomar la estratégica ciudad portuaria que podría ayudarle a unir las zonas en poder de los separatistas prorrusos en Crimea, Ucrania dice que 100.000 personas en Mariupol están atrapadas, sin comida, agua, electricidad y calor y bloqueadas por los combates para poder escapar.

El Kremlin niega haber atacado a los civiles y dice que sus fuerzas están inmersas en una "operación especial" para desmilitarizar y "desnazificar" a su vecino. Occidente y Kiev lo califican de falso pretexto para invadir una democracia.

Rusia y Ucrania tienen estrechos lazos históricos, con familiares repartidos por ambas naciones.

El hijo de Gorpenko, de 21 años, ciudadano ruso, está terminando una carrera universitaria en Moscú, y Gorpenko teme que pueda ser reclutado por el ejército ruso.

Decenas de ucranianos han huido a México en los últimos días con la esperanza de cruzar a Estados Unidos, y a muchos de ellos las autoridades estadounidenses les han permitido entrar en el país y permanecer sin temor a ser deportados durante un año.

Gorpenko ya estaba en México cuando comenzó la invasión rusa el 24 de febrero, habiendo salido de Ucrania una semana antes para ir de vacaciones a la playa con siete amigos. Sus compañeros, con hijos en Ucrania, volvieron a Europa.

Con muchos amigos aún en Mariupol, Gorpenko sabe que no es el único que intenta poner a la gente a salvo.

"Todo el mundo está ahora buscando, tratando de salvar de alguna manera a sus seres queridos y sacarlos de este infierno", dijo.

Más de 4.000 personas huyeron de Mariupol el sábado. Ucrania y Rusia acordaron el domingo un corredor humanitario para que los vehículos particulares puedan salir de la ciudad.

Una vez que sepa que su padre está a salvo, Gorpenko planea ir a Estados Unidos.

"No puedo permitirme volver a Europa", dijo. "Además, no queda nada de mi Mariupol ni nada a lo que volver en Ucrania".