Alrededor de 26,5 millones de estadounidenses declararon que a veces o a menudo no tenían suficiente para comer entre el 7 y el 19 de junio, según la última Encuesta del Pulso de los Hogares del Censo, un 4,4% más que en la encuesta del mes pasado y un 12% más que en la de junio de 2022.

El número de personas que declararon haber recogido alimentos gratis en junio fue de 10,9 millones, un 10% menos que en mayo pero un 22% más que en junio de 2022, según los datos.

La mayoría de los programas de ayuda alimentaria vinculados a la pandemia del COVID-19, como una exención nacional que permitía a las escuelas servir comidas gratuitas temporalmente, han finalizado. Los hogares pobres también han visto disminuir las prestaciones del programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), después de que en marzo finalizara una disposición de la pandemia que ampliaba las prestaciones.

Propel, una empresa que proporciona servicios financieros a personas con bajos ingresos, descubrió en una encuesta que el 31% de sus usuarios declararon depender de amigos y familiares para obtener alimentos en junio, frente al 19% en febrero, antes de que finalizaran los beneficios ampliados.

El USDA destinó la semana pasada 2.300 millones de dólares a la compra de alimentos para las escuelas y los proveedores de alimentos de emergencia, como los bancos de alimentos.

El coste de los alimentos ha subido un 6,7% respecto al año pasado, según los datos más recientes de la Oficina de Estadísticas Laborales.

Un informe publicado el miércoles por el Centro de Investigación y Acción Alimentaria (FRAC, por sus siglas en inglés), un grupo de defensa contra el hambre, afirmaba que la exención de las comidas escolares había contribuido a aliviar el hambre.

"La vuelta al funcionamiento anterior a la pandemia hace que demasiados niños se queden sin la nutrición que necesitan", dijo en un comunicado Luis Guardia, presidente del FRAC.

Según el FRAC, el número de alumnos que reciben comidas escolares descendió un 7% tras el fin de la exención.