Eso es según los datos oficiales publicados el viernes (14 de enero).

El superávit de 676.400 millones de dólares del año pasado fue el más alto desde que se iniciaron los registros en 1950.

En diciembre, la balanza comercial positiva ascendió a 94.000 millones de dólares, otro récord y muy por encima de las previsiones de los analistas.

Alrededor de un tercio de ese superávit es sólo con Estados Unidos, lo que podría avivar las tensiones entre ambas naciones.

Los envíos al extranjero aumentaron un poco más de una quinta parte en términos interanuales el mes pasado, lo que supuso un ligero descenso respecto a la ganancia de noviembre.

Esto se debe a que el aumento de la demanda de bienes se redujo en el extranjero y a que los exportadores tuvieron que hacer frente a unos costes más elevados y a la rápida propagación de Omicron.

Las importaciones también subieron algo menos de un 20% en diciembre, aunque esta cifra estuvo muy por debajo de las previsiones.

Los datos resultaron ser un apoyo para el yuan, y la divisa se encaminó hacia sus mayores ganancias semanales en dos meses.

Sin embargo, algunos analistas han advertido de que la crisis sanitaria y las turbulencias del sector inmobiliario del país podrían aún perjudicar las perspectivas de este año.

Los mercados mirarán ahora al lunes (17 de enero), cuando China publique los datos del PIB del cuarto trimestre.