Rusia sufrió un aluvión de sanciones occidentales cuando invadió Ucrania en febrero del año pasado, lo que acabó provocando una contracción del producto interior bruto (PIB) del 2,1% en 2022, un descenso mejor de lo esperado que Moscú pregonó como prueba de su resistencia económica.
Moscú cita regularmente el bajo desempleo y otros indicadores en recuperación como señal de que su economía está en alza, pero la escasez de trabajadores, agravada por la movilización parcial del pasado septiembre por el conflicto en Ucrania, va a hacer mella a largo plazo.
"La pirámide de edad, la movilización y los que se han ido (del país) significan que durante cinco años estaremos intentando crecer con una mano de obra cada vez más reducida", declaró el mes pasado en un congreso financiero la veterana economista Natalia Zubarevich, profesora de la Universidad Estatal de Moscú.
El sector de la defensa está recibiendo toda la atención, mientras que otras áreas luchan, dijo.
"La peor crisis entre los empleados se da en el sector industrial y la construcción", dijo Zubaervich. "Ahí es donde están los problemas y no se disipan".
El desempleo descendió al 3,1% en junio, un nuevo mínimo histórico, según el servicio de estadísticas, Rosstat. Las ventas al por menor aumentaron un 10% interanual en junio, tras haber caído casi lo mismo el año anterior. Los salarios reales, cuyos datos se comunican con un mes de retraso, subieron un 13,3% en mayo.
Los ingresos reales disponibles en el segundo trimestre aumentaron un 5,3% interanual, según Rosstat, tras haberse mantenido planos en el mismo periodo de 2022.
El servicio estadístico revisó la subida de los ingresos reales disponibles del primer trimestre al 4,4% desde el 0,1% estimado en mayo, sin dar una razón para el cambio significativo. Los ingresos cayeron un 1,0% en el conjunto de 2022. (Reportaje de Alexander Marrow y Darya Korsunskaya Edición de Gareth Jones)
