Hay que decir que Europa no está a la altura de los obstáculos a los que se enfrenta. Y en este terreno fangoso, no puede contar con su medio scrum, Alemania. Es probable que la mayor economía de la eurozona sufra más que sus vecinas, aplastada, entre otras cosas, por la debilidad de las exportaciones y el retroceso de su sector industrial, habitual mochila de crecimiento.

En cuanto al resto del continente, ya conoce la canción (o el himno). Además de tener que lidiar con la inflación de la energía y los bienes de consumo, la subida de los tipos de interésy el repunte de la guerra en Ucrania, Europa está llegando al final de un verano marcado por las sequías, por un lado, y las inundaciones mortales, por otro. Si los gobiernos no tenían bastante con sacar a flote sus tambaleantes economías, aquí se las vuelven a ver con sus propios 22 años. El último golpe: la decisión de Arabia Saudí de reducir su producción de crudo, lo que ha hecho subir el precio de la gasolina más que las porterías.

¿Conseguirá el equipo darle la vuelta a la situación en el tercer periodo? La buena noticia es que algunos actores de segunda fila empiezan a recuperarse: Francia y España deberían tener mejores resultados de lo previsto este año, con un crecimiento revisado al alza del 1 y el 2,2% respectivamente. Y podemos contar con el apoyo de los alerones (consumo de los hogares y empleo) para garantizar que no acabemos al margen, o en el vestuario del todo.

Dibujo de Amandine Victor