Los dos socios trataron en su Consejo de Comercio y Tecnología celebrado en Suecia de encontrar intereses comunes, por ejemplo sobre la inteligencia artificial y el futuro comercio de bienes respetuosos con el medio ambiente, pero China resultó ser un tema omnipresente.

Afirmaron en una declaración conjunta al término de una cuarta reunión ministerial del TTC que estaban dispuestos a abordar juntos y de forma multilateral las prácticas ajenas al mercado.

Destacaron las políticas de China en el sector de los dispositivos médicos y su efecto adverso sobre los trabajadores de la UE y Estados Unidos, y afirmaron que estaban "explorando posibles acciones coordinadas". China se enfrenta a críticas por haber cerrado su mercado de dispositivos médicos a los productores no chinos y por discriminar a los productores extranjeros en las licitaciones públicas.

La declaración decía que la UE y Estados Unidos estaban profundamente preocupados por la manipulación de la información extranjera, la interferencia y la desinformación.

Decía que la información rusa en torno a su invasión de Ucrania y la "amplificación de las narrativas de desinformación rusas" por parte de China eran claros ejemplos de los peligros.

Bruselas dice que considera a China un socio en algunos campos, un competidor económico y un rival estratégico. La Unión Europea planea recalibrar su política hacia China, reconociendo que la coordinación con un Estados Unidos más duro es esencial.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, afirmó que las opiniones de la UE y de Estados Unidos sobre China habían convergido cada vez más, señalando que ninguno de los dos buscaba la confrontación.

"Ninguno de nosotros busca la disociación. Al contrario, todos nos beneficiamos del comercio y la inversión con China. Pero en contraposición a la desvinculación, estamos centrados en la desvinculación y ustedes han oído el mismo lenguaje procedente de los líderes de ambos lados del Atlántico", declaró en una conferencia de prensa.

Ambas partes afirmaron que estudiarían medidas para reforzar la sociedad civil y las organizaciones de comprobación de hechos en terceros países, sobre todo en África y América Latina, donde, según dijeron, puede apreciarse el impacto negativo de la desinformación.

También dijeron que se comprometían a trabajar con el G7 para coordinar acciones que contrarresten los actos de coerción económica, entre los que se incluirían las restricciones comerciales que, según la UE, China ha impuesto a Lituania, miembro de la UE.