TOKIO, 18 abr (Reuters) - El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, dijo el lunes que los recientes movimientos del yen han sido "bastante bruscos" y podrían perjudicar los planes de negocio de las empresas, ofreciendo su más firme advertencia hasta la fecha sobre los riesgos derivados de la depreciación de la moneda japonesa.

Kuroda dijo que no ha cambiado su valoración de que, en general, un yen débil es bueno para la economía, ya que aumenta el valor de los beneficios que las empresas japonesas obtienen en el extranjero.

Pero añadió que la caída del yen a unos 125-126 yenes frente al dólar, desde los 115-116 yenes de hace un mes, es lo suficientemente volátil como para perjudicar a las empresas.

"La reciente caída del yen, que ha perdido unos 10 yenes con respecto al dólar en aproximadamente un mes, es bastante brusca y podría dificultar a las empresas el establecimiento de planes de negocio", dijo Kuroda en el Parlamento japonés.

"En ese sentido, tenemos que tener en cuenta el efecto negativo" de un yen débil, dijo.

Los operadores compraron yenes tras el comentario, lo que contribuía a que el lunes el dólar bajara un 0,22%, hasta 126,25 yenes.

Sin embargo, Kuroda reiteró su opinión de que el Banco de Japón debe mantener su masivo programa de estímulo para apoyar la frágil recuperación económica de Japón.

El yen ha caído a mínimos de dos décadas frente al dólar ante la perspectiva de que se amplíen los diferenciales de tipos de interés entre Estados Unidos y Japón, ya que se considera que el Banco de Japón mantendrá los tipos de interés ultrabajos incluso cuando la Reserva Federal planea un ritmo constante de subidas de tipos. 

Kuroda ha predicado sistemáticamente los méritos de un yen débil, a pesar de la creciente preocupación de los legisladores japoneses por el hecho de que una mayor caída del yen pueda perjudicar a la economía, al inflar los de por sí crecientes costes de las importaciones de combustible y alimentos.

(Información de Leika Kihara y Tetsushi Kajimoto; información adicional de Kantaro Komiya; edición de Simon Cameron-Moore y Shri Navaratnam; traducido por José Muñoz en la redacción de Gdansk)