Sin embargo, muchos miembros del consejo de administración subrayaron la necesidad de mantener una política monetaria ultra laxa para apoyar una economía frágil que se enfrenta a nuevos riesgos por el aumento de los casos de coronavirus Omicron, según el resumen.

"Existe la posibilidad de que el crecimiento interanual de la inflación al consumo se acerque brevemente al 2%. Si eso ocurre, lo importante es examinar los hechos que subyacen al aumento y si son sostenibles", se citó a uno de los nueve miembros de la junta del BOJ.

"La inflación al consumo puede alcanzar temporalmente niveles de alrededor del 1,5% en la primera mitad de 2022. Que ese impulso sea lo suficientemente sostenido como para que la inflación se acerque de forma estable al objetivo del 2% del BOJ dependerá de las expectativas salariales y de inflación, o en suma de la fortaleza de la demanda", dijo una segunda opinión.

En la reunión de enero, el Banco de Japón elevó sus previsiones de precios, pero dijo que no tenía prisa por cambiar su política ultralaxa con la inflación aún alejada de su objetivo.

Japón no ha sido inmune al impacto de la inflación mundial de las materias primas, con los precios al por mayor subiendo a un ritmo récord.

Pero décadas de baja inflación han hecho que muchas empresas japonesas sean cautelosas a la hora de subir los precios por miedo a ahuyentar a los consumidores, y en su lugar han absorbido los costes racionalizando las operaciones.

Algunos responsables de la política del Banco de Japón vieron signos de cambio y señalaron que un número cada vez mayor de empresas trasladan los costes más altos a los consumidores, según el resumen de la reunión de enero.

"Muchas empresas están teniendo que abandonar su tradicional visión de que los precios seguirán bajando, y cambiar la forma en que fijan los precios", mostró una tercera opinión.

Otros, sin embargo, se mostraron escépticos sobre la posibilidad de que la inflación se acelere de forma sostenida hacia el objetivo del Banco de Japón. "Será difícil alcanzar el objetivo de precios del BOJ a finales del ejercicio fiscal 2023", citaba el resumen a un miembro del consejo.

Los precios al consumo básicos de Japón subieron un 0,5% en diciembre respecto al año anterior, muy por debajo del objetivo del BOJ, pero rondando un máximo de casi dos años, en una señal de ampliación de la presión inflacionista por el aumento de los costes de los combustibles y las materias primas.

Algunos analistas prevén que la inflación al consumo se acerque al 2% cuando termine en abril el arrastre de los recortes de las tarifas de los teléfonos móviles, lo que aumenta la presión sobre los responsables políticos para que busquen formas de hacer subir los salarios para compensar el aumento del coste de la vida de los hogares.