Tras reunirse en la localidad de Weissenhaus, en el mar Báltico, los altos diplomáticos de Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Japón, Estados Unidos y la Unión Europea se comprometieron también a continuar con su ayuda militar y de defensa durante "el tiempo que sea necesario".

Asimismo, abordaron lo que denominaron desinformación rusa destinada a culpar a Occidente de los problemas de suministro de alimentos en todo el mundo debido a las sanciones económicas impuestas a Moscú e instaron a China a no ayudar a Moscú ni justificar la guerra de Rusia, según una declaración conjunta.

"¿Hemos hecho lo suficiente para mitigar las consecuencias de esta guerra? No es nuestra guerra. Es una guerra del presidente de Rusia, pero tenemos una responsabilidad global", dijo a los periodistas la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.

El ex presidente ruso Dmitri Medvédev, estrecho aliado de Vladímir Putin, desestimó la reunión, especialmente la insistencia del grupo en que se reconozca la integridad de las fronteras de Ucrania reconocidas internacionalmente.

"Digámoslo suavemente: a nuestro país no le importa en absoluto que el G7 no reconozca las nuevas fronteras. Lo que importa es la verdadera voluntad de la gente que vive allí", dijo en un post en Internet. Las fuerzas rusas controlan amplias zonas del este de Ucrania.

La clave para ejercer más presión sobre Rusia es prohibir o eliminar gradualmente la compra de petróleo ruso, y se espera que los Estados miembros de la UE lleguen a un acuerdo sobre esta cuestión la semana que viene, aunque de momento Hungría se oponga.

Los ministros dijeron que añadirían más sanciones a las élites rusas, incluidos los agentes económicos, las instituciones del gobierno central y los militares, que permiten a Putin "dirigir su guerra de elección".

La reunión, a la que asistieron los ministros de Asuntos Exteriores de Ucrania y Moldavia, también puso de relieve la preocupación por la seguridad alimentaria y el temor a que la guerra se extienda a su vecino más pequeño, Moldavia.

"La gente va a morir en África y Oriente Medio y nos enfrentamos a una pregunta urgente: ¿cómo se puede alimentar a la gente en todo el mundo? La gente se pregunta qué pasará si no tenemos el grano que necesitamos y que solíamos obtener de Rusia y Ucrania", dijo Baerbock.

Añadió que el G7 trabajaría en la búsqueda de soluciones logísticas para sacar los productos vitales del almacén de Ucrania antes de las próximas cosechas.

La atención se centra ahora en Berlín, ya que los ministros se reúnen más tarde, el sábado, con Suecia y Finlandia preparándose para solicitar el ingreso en la alianza transatlántica, lo que ha provocado amenazas de represalias por parte de Moscú y objeciones por parte de Turquía, miembro de la OTAN.

"Es importante que tengamos un consenso", dijo a los periodistas la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Melanie Joly.

Putin califica la invasión de "operación militar especial" para desarmar a Ucrania y librarla del nacionalismo antirruso fomentado por Occidente. Ucrania y sus aliados dicen que Rusia lanzó una guerra no provocada.

"Más de lo mismo", dijo a los periodistas el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell. "Lo único que falta es impulsar un compromiso diplomático para conseguir un alto el fuego. Falta porque Vladimir Putin ha estado diciendo a todo el mundo que no quiere parar la guerra".