La producción normal de gas en Groninga, en el norte de los Países Bajos, finalizó el pasado octubre tras años de recortes de la producción para limitar la actividad sísmica vinculada a décadas de extracción, que ha dañado miles de edificios.

El yacimiento de gas, antaño uno de los principales proveedores de Europa, estuvo disponible para una producción limitada durante una ola de frío en los últimos meses, pero el gobierno ha propuesto una ley que cerraría el yacimiento por completo el 1 de octubre.