La policía fue llamada al centro comercial Westfield Bondi Junction, en el este de la ciudad, poco antes de las 16.00 horas (06.00 GMT) del sábado, tras conocerse el apuñalamiento.

Los testigos describieron cómo el hombre, que la policía identificó el domingo como Joel Cauchi, vestía pantalones cortos y una camiseta de la liga nacional australiana de rugby. Se le vio correr por el centro comercial con un cuchillo atacando a la gente al azar. Algunos compradores y el personal del centro comercial intentaron detenerle y la multitud se refugió en las tiendas cerradas.

El agresor, de 40 años, acuchilló mortalmente a seis personas e hirió al menos a 12 antes de ser abatido por una agente de policía de alto rango que se enfrentó a él, según se informó.

"Fue una escena terrible", dijo el domingo en una conferencia de prensa el comisario adjunto Anthony Cooke, quien confirmó que el hombre era conocido por la policía de Queensland.

"No hay hasta este momento, nada que tengamos, ninguna información que hayamos recibido, ninguna prueba que hayamos recuperado o inteligencia que hayamos reunido que sugiera que esto fue impulsado por alguna motivación particular, ideología o de otro tipo".

Cooke dijo que se había determinado que Cauchi había sufrido problemas de salud mental en el pasado y que la policía había hablado con su familia tras el ataque.

Cinco de las seis víctimas mortales eran mujeres y varias personas, entre ellas un bebé de nueve meses, fueron trasladadas al hospital con heridas de arma blanca, según informó la policía el sábado. El bebé se encontraba en estado grave pero estable, dijo la policía.

Los medios de comunicación locales informaron de que la madre del bebé había fallecido en el hospital a causa de las heridas.

"Nuestros corazones están con las familias y los seres queridos de aquellos que han sido tan brutalmente asesinados durante un ataque tan sin sentido", decía un comunicado del rey Carlos en referencia a los ataques en la cuenta X de la Casa Real.

Australia, un país de unos 26 millones de habitantes, tiene algunas de las leyes más estrictas del mundo en materia de armas y cuchillos, y ataques como el del sábado son poco frecuentes.