Este efecto se refiere al hecho de que muchos sesgos se entrelazan y multiplican así la simple suma de los sesgos iniciales. Estas tendencias inherentes pueden influir en nuestro comportamiento en cualquier dirección. Aunque el efecto Lollapalooza se presenta a menudo de forma negativa, puede tener consecuencias tanto positivas como negativas. Este efecto acumulativo amplifica la reacción emocional básica y a veces lleva a los inversores a tomar malas decisiones en sus cartera. 
 
Pero deshacerse de nuestros juicios no es fácil porque nos ayudan a simplificar nuestras decisiones. Es un motor especialmente poderoso del comportamiento humano. Charlie Munger habla a menudo de esto en sus charlas. Intentaremos ver cómo funciona este efecto y cómo evitarlo para tomar mejores decisiones de inversión. 
 
1 + 1 = 11 
 
Lejos de mí citar a JCVD, pero la fórmula es bastante clara. El efecto Lollapalooza expresa el hecho de que los rendimientos compuestos también existen en términos de sesgos cognitivos. Sumar estos sesgos es como multiplicar la influencia del comportamiento resultante. Un poco como apilar cubos. 
El efecto Lollapalooza
Fuente: MarketScreener
Si añadimos un cubo de anchura, uno de altura y uno de profundidad, no obtendremos cuatro cubos (una adición) sino ocho cubos (el doble). Lo mismo ocurre con los prejuicios y los estereotipos cuando se combinan. 
 
La ventaja competitiva sostenible de una empresa puede basarse en el efecto Lollapalooza 
 
Charlie Munger citó en 1996 el dominio mundial de The Coca-Cola Company en el mercado de los refrescos como un ejemplo perfecto del efecto Lollapalooza aplicado a una empresa. La facilidad con la que Coca-Cola está disponible en la mayoría de los comercios hoy en día (efecto red), su ventaja en los costes de producción (efecto escala), su fuerte marca sinónimo de felicidad compartible (efecto marca, sesgo de disponibilidad), la influencia social que se deriva de su bien engrasada comunicación (prueba social) o la famosa receta secreta (que no es realmente secreta pero crea una sensación de calidad superior y rareza) se combinan para crear un verdadero moat (traducido como ventaja competitiva sostenible) para Coca-Cola. Al combinarse, estos efectos multiplican por diez el baluarte competitivo de la empresa e incluso crean un círculo virtuoso que se refuerza a sí mismo. Esto hace prácticamente imposible que un nuevo participante en el mercado de los refrescos pueda sustituir a Cola-Cola, incluso con decenas de miles de millones de dólares en el bolsillo. 
 
Es un efecto Lollapalooza aplicado a un modelo de negocio. Pero este efecto también afecta a los inversores en sus decisiones diarias. 
El comportamiento de rebaño

El efecto Lollapalooza puede aplicarse a la inversión, llevando a millones de inversores a comprar un sector, vender otro o actuar como auténticos borregos. En este entorno confluyen varios sesgos cognitivos que llevan a los inversores a actuar de forma insensata y a veces incluso contraria a su voluntad inicial, si estuvieran solos y actuaran de forma independiente. 

Este fenómeno psicológico conocido como "prueba social" hace que las personas imiten las acciones de los demás para reflejar un comportamiento aparentemente adecuado. La prueba social es una forma de afrontar la incertidumbre. Cuando tenemos dudas, solemos tomar decisiones imitando lo que hacen los demás. Por ejemplo, durante un pánico en el mercado, los inversores quieren vender sus activos a cualquier precio, no porque piensen que los fundamentos de las empresas han cambiado a peor o que sus acciones están sobrevaloradas, sino porque han sacado la conclusión de que otros inversores también podrían vender al precio actual. 

Esta mentalidad de rebaño es el peor enemigo de cualquier inversor. El conformismo lleva a la mediocridad. Al fin y al cabo, si vende cuando todo el mundo vende, es probable que sufra grandes pérdidas. Si hace lo contrario y compra cuando todo el mundo vende, probablemente obtendrá buenos precios por sus acciones. Por lo tanto, antes de realizar una inversión, es conveniente pensar en los diferentes factores psicológicos que pueden provocar una reacción irracional en el mercado. 

El exceso de información mata la información  

La información nunca ha sido tan ampliamente distribuida por los medios de comunicación y fácilmente accesible por el público. Con un simple clic, podemos enterarnos de lo que ocurre al otro lado del mundo. Sin embargo, este flujo perpetuo de datos, reforzado por la presencia de los canales de noticias de 24 horas y las redes sociales, nos nubla la mente y puede incluso hacernos impulsivos en la toma de decisiones. 
En primer lugar, este sentimiento de FOMO (por "Fear of Missing Out"), que se traduce en el miedo a perderse un acontecimiento o noticia importante, nos empuja a devorar el debilitante flujo continuo. Este desbordamiento desordenado desdibuja el significado de los acontecimientos y los priva de perspectiva. 
En segundo lugar, estos medios de comunicación de la instantaneidad actúan como una cámara de eco. Cuando hablamos, la cámara nos devuelve exactamente lo que hemos dicho, como un eco. Los algoritmos (Youtube y Facebook, por ejemplo) favorecen los contenidos que coinciden con nuestras preferencias. Google siempre tiene un resultado de búsqueda que coincide con nuestras creencias. Y nuestro "sesgo de confirmación" se impone. Consumimos contenidos que nos gustan, con los que nos sentimos "cómodos", porque nos tranquilizan en nuestras elecciones. Por eso es tan difícil cambiar de opinión. 
Ante esta avalancha de información y prejuicios que se refuerzan a sí mismos mediante la confirmación, es mejor pararse a pensar. Reducir el flujo que entra. Concéntrese en los artículos en profundidad que se toman el tiempo de explicar y deconstruir un tema para construir mejor una opinión razonada. Confrontar las diferentes opiniones. Tómese el tiempo necesario para analizar las consecuencias de los acontecimientos más importantes, los que son a largo plazo y pueden afectar a nuestras inversiones. 
Cuanto más lea artículos (o vea programas) sobre la actualidad (sobre todo los que promueven el miedo), y cuanto más observes su cartera y las variaciones diarias de tus acciones, más se sentirá tentado a realizar órdenes frecuentes

Conclusión
 
El efecto Lollapalooza ha sido responsable del éxito de algunas grandes empresas, así como de los movimientos más irracionales del mercado. 
 
Frente a nuestros sesgos y prejuicios, quizá sea prudente aceptar que no sabemos, ni todo, ni todo el tiempo. Charlie Munger dijo que "saber lo que no se sabe es a menudo mucho más útil que ser brillante". 
 
Sé consciente de sus prejuicios cognitivos, de los límites de su zona de conocimiento, de la influencia que ejercen los demás sobre usted. Relativice sus hipótesis, defina varios escenarios de inversión, sopese el riesgo/recompensa de cada posición y piense por sí mismo. 
 
Aunque "es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse" (Henry David Thoreau), tomarse el tiempo de analizar el comportamiento y las emociones ante los acontecimientos que nos suceden ya es tomar mejores decisiones. 
 
Me gustaría terminar citando a Friedrich Nietzsche: "Hay que llevar todavía el caos dentro de uno mismo para poder dar a luz a una estrella danzante [...]. En una humanidad tan avanzada como la nuestra, todo hombre tiene por naturaleza acceso a muchos talentos. Todo el mundo tiene un talento innato, pero pocos tienen la dureza, la resistencia y la energía para convertirse en un talento, es decir, para llegar a ser lo que son". 
 
Nuestros prejuicios son nuestro caos. Nuestra voluntad de superarlos es la clave para tomar mejores decisiones de inversión. Aprender un poco más sobre el comportamiento del mercado cada día es también aprender un poco más sobre tu psicología y desarrollar, si no superar, el autocontrol.