Macron fue elegido en 2017 con la promesa de relanzar la segunda mayor economía de la zona euro con un choque de reformas favorables a las empresas mediante la reducción de impuestos, la flexibilización de las leyes laborales y una agresiva promoción de Francia entre los inversores extranjeros.
Sus primeras reformas provocaron violentas protestas antigubernamentales de los "chalecos amarillos" a finales de 2018, pero Macron puede señalar una serie de indicadores como prueba de que su impulso reformista está dando sus frutos.
Los sondeos de opinión muestran que es probable que Macron gane la primera vuelta de las elecciones del domingo. Pero la líder de extrema derecha Marine Le Pen está remontando en las encuestas y la carrera se está estrechando entre los dos favoritos para la segunda vuelta del 24 de abril.
PRODUCCIÓN ECONÓMICA
Durante su presidencia, la economía francesa superó a la de otros grandes países europeos, así como a la de la zona euro en general, recuperándose de lo peor de la crisis COVID con el mayor crecimiento en más de cinco décadas.
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DESEMPLEO
El fuerte crecimiento junto con las reformas laborales para facilitar la contratación y el despido han contribuido a empujar el obstinadamente elevado desempleo francés al nivel más bajo desde el inicio de la crisis financiera mundial de 2008.
Y lo que es más sorprendente, el desempleo juvenil -una lacra de los predecesores de Macron durante décadas- ha descendido aún más rápido gracias a que su gobierno ha intensificado los programas de aprendizaje y los incentivos para contratar a jóvenes.
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INFLACIÓN
Una inflación récord en toda la zona euro ha hecho que el gobierno de Macron se esfuerce cada vez más por convencer a los votantes de que su cóctel de crecimiento, recortes fiscales y ayudas específicas a las personas con rentas bajas se está traduciendo en ganancias reales de poder adquisitivo.
Para evitar que esas ganancias se evaporen, Francia elaboró un paquete de medidas de más de 25.000 millones de euros (27.600 millones de dólares) para suavizar el golpe de un repunte de la inflación impulsado por los precios de la energía.
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Aunque los costosos topes a las subidas de los precios del gas y la electricidad han mantenido la inflación francesa más baja que en la mayoría de los demás países de la zona euro, los rivales de Macron están aprovechando la frustración de los votantes por la disminución del poder adquisitivo.
INSCRIPCIONES DE EMPRESAS
El repunte de la inflación está empañando un historial económico que, por lo demás, sugiere que Francia se ha abierto más a los negocios durante la presidencia de Macron.
La inversión extranjera directa ha entrado a raudales y los empresarios se están deshaciendo de su miedo a los codiciados contratos laborales a largo plazo, sabiendo que pueden deshacerse más fácilmente de los trabajadores si es necesario.
Mientras tanto, los empresarios crean nuevas empresas más rápido que nunca en Francia, aunque una gran parte son repartidores autónomos que se establecen para aprovechar el auge de las compras en línea.
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DEUDA NACIONAL
Las finanzas públicas representan una mancha en el historial económico de Macron.
Prometiendo estabilizar la economía al comienzo de la pandemia "cueste lo que cueste", Macron registró un déficit presupuestario récord en 2020 del 8,9% de la producción económica, dejando al país cargado con una deuda que el banco central dice que tardará una década en volver a los niveles anteriores a la crisis.
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COMPETENCIA
Los progresos de Macron para hacer de Francia un país más favorable a las empresas no se han traducido hasta ahora en ganancias de competitividad, si nos atenemos a la balanza comercial.
El déficit comercial se ha engrosado hasta niveles récord debido en parte a unas importaciones energéticas más caras, pero también a que las empresas francesas siguen luchando por ganar cuota de mercado en el extranjero.
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(1 dólar = 0,9045 euros)
