En un país en el que los presidentes rara vez son reelegidos, Macron obtuvo el 58,5% de los votos en la segunda vuelta frente a la ultraderechista Marine Le Pen, a pesar de la fuerte oposición a sus políticas proempresariales y a una propuesta de aumentar la edad de jubilación.

En un breve discurso, Macron habló de la necesidad de innovar en un momento de desafíos sin precedentes para el mundo y para Francia, y dijo que su segundo mandato sería "nuevo" y no una mera continuación de sus primeros cinco años de gobierno.

"Tenemos que inventar juntos un nuevo método, lejos de tradiciones y rutinas cansadas, con el que podamos construir un nuevo contrato productivo, social y ecológico", dijo, prometiendo actuar con "respeto" y "consideración".

No esbozó ninguna propuesta política nueva, pero destacó la amenaza que supone la invasión rusa de Ucrania y la crisis medioambiental mundial.

Entre los 500 invitados presentes se encontraban los ex presidentes François Hollande y Nicolas Sarkozy, los ex primeros ministros Edouard Philippe, Manuel Valls, Alain Juppe y Jean-Pierre Raffarin, así como líderes religiosos y otras figuras del Estado.

Hollande, que dio su apoyo a Macron en la segunda vuelta del 24 de abril, dijo a los periodistas tras el acto que Macron no podía permitirse reproducir los "métodos de ayer".

"Lo que hemos notado en esta elección es que hay más ciudadanos (que han votado) por rechazo, más que por esperanza", dijo Hollande.

LANZAMIENTOS DE CAMPAÑA

La toma de posesión de Macron marcó el inicio de la campaña para la votación parlamentaria del 12 al 19 de junio.

Una izquierda política recientemente unida -una coalición formada entre el Partido Socialista de Hollande, el partido de izquierda dura La France Insoumise (Francia Deshecha), los Verdes y el Partido Comunista- espera privar a Macron de la mayoría en el Parlamento.

Bajo la bandera de la "Nueva Unión Popular, Social y Ecológica" (NUPES), los representantes de los diferentes partidos de la alianza se dirigieron a una convención en el suburbio parisino de Seine-Saint-Denis.

"Estamos poniendo en marcha un acto de resistencia colectiva", dijo el líder de France Insoumise, Jean-Luc Melenchon, que se enfrentó a Macron en las elecciones presidenciales y que ahora aspira a convertirse en primer ministro.

Los otrora partidos dominantes de Hollande y Sarkozy -los socialistas, a la izquierda, y Les Republicains, a la derecha- se han visto muy debilitados en los últimos años, en parte debido al ascenso del movimiento político de Macron.

Mientras que los socialistas se unieron a la alianza de izquierdas, Les Republicains iniciaron su campaña descartando pactos con cualquier partido destacado, incluida la extrema derecha.

"Les Republicains son independientes y no pueden ser absorbidos por la mayoría presidencial, ni por los extremos", dijo el presidente del partido, Christian Jacob, a los periodistas en una reunión del consejo nacional.

La ultraderecha de Le Pen, la Agrupación Nacional (RN), estuvo ausente de la escena política el sábado. La propia Le Pen está descansando en el campo y volverá a principios de la semana que viene, dijo su equipo de campaña.

Macron tiene previsto visitar el lunes el Parlamento Europeo en Estrasburgo con motivo del "Día de Europa" y reunirse ese mismo día con el canciller alemán Olaf Scholz en Berlín.