El país de África Occidental se ha visto sacudido por tres días de violentas protestas en las que han muerto 16 personas, uno de sus brotes más mortíferos de disturbios civiles en décadas.

La semana pasada, el gobierno limitó el acceso a determinadas plataformas de mensajería, pero muchas personas pudieron eludir el corte con el uso de redes privadas virtuales que enmascaran la ubicación del usuario. El domingo amplió el corte para incluir todos los datos de los dispositivos móviles de Internet en determinadas zonas y a determinadas horas, según el comunicado.

No especificó qué zonas se vieron afectadas ni a qué horas, pero los residentes de toda Dakar dijeron que no podían acceder a Internet sin una conexión wifi el domingo por la tarde, un momento del día en el que las protestas han empezado generalmente a cobrar fuerza.

"Debido a la difusión de mensajes de odio y subversivos (...) Internet móvil está temporalmente suspendido a ciertas horas del día", decía el comunicado.

El catalizador de los disturbios fue la condena el jueves del popular líder de la oposición Ousmane Sonko a dos años de cárcel, lo que podría impedirle presentarse a las elecciones presidenciales de febrero.

Los manifestantes también se han enfadado por la negativa del presidente Macky Sall a descartar presentarse a un tercer mandato. Senegal tiene un límite de dos mandatos presidenciales.

Los cortes de Internet para reprimir la disidencia son habituales en África y se remontan a la Primavera Árabe de 2011, cuando los gobernantes de Egipto, Túnez y Libia trataron de controlar la difusión de la información. Desde entonces, Gabón, Gambia, la República Democrática del Congo y otros países han hecho lo mismo en momentos de inestabilidad.

Los grupos de derechos humanos afirman que esta medida viola la libertad de expresión. También puede hacer mella en unas economías ya de por sí frágiles.

"Estas restricciones (...) constituyen medidas arbitrarias contrarias al derecho internacional y no pueden justificarse por imperativos de seguridad", declaró Amnistía Internacional en un comunicado el viernes, durante la primera oleada de cortes en Senegal.