Las autoridades afirman que los fallecidos eran miembros de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, dirigida por Paul Mackenzie, acusado de ordenar a sus seguidores que se mataran de hambre a sí mismos y a sus hijos para poder ir al cielo antes del fin del mundo.

Un total de 303 personas han muerto ya tras la exhumación de 19 cadáveres de fosas comunes en el bosque de Shakahola, en el sureste del país. Más de 600 personas siguen desaparecidas, declaró la responsable regional Rhoda Onyancha.

Los investigadores ampliaron la semana pasada su búsqueda para cubrir una zona más amplia de la región e intentar dar cuenta de más víctimas.

Alrededor de 65 seguidores rescatados del autodenominado pastor fueron acusados el lunes de intento de suicidio después de que se negaran a comer entre el 6 y el 10 de junio durante su estancia en un centro de rescate, informaron los medios locales.

El ministro del Interior, Kithure Kindiki, expresó su preocupación el mes pasado porque algunos de los seguidores rescatados de Mackenzie se negaban a comer. Uno de ellos había muerto, dijo entonces.

Mackenzie se entregó a la policía en abril y el mes pasado se le denegó la libertad bajo fianza. Aún no ha sido requerido para declarar.

Fue detenido como sospechoso del asesinato de dos niños por inanición y asfixia a principios de este año, pero posteriormente fue puesto en libertad.

Familiares de sus seguidores afirman que entonces regresó al bosque y adelantó su fecha predicha del fin del mundo de agosto al 15 de abril.