"La presión inflacionista basada en la demanda interna aún no es fuerte, ya que los actuales aumentos de los precios al consumo se deben a la inflación mundial de las materias primas y a la debilidad del yen", declaró Kishida en una sesión del Parlamento de la Cámara Alta.

A la pregunta de un legislador de la oposición sobre si la economía japonesa ha salido totalmente de la situación deflacionista, Kishida respondió: "el estado de no-deflación se mantiene en este momento, pero no ha alcanzado una fase en la que podamos juzgar que el retorno (a la deflación) es improbable".

Kishida también dijo que la decisión del Banco de Japón en su reunión de política de diciembre era un ajuste operativo para potenciar y mantener sin problemas los efectos de la relajación monetaria.

Tras el sorprendente ajuste de su política de control de la curva de rendimientos el mes pasado, el BOJ mantuvo su postura ultralaxa en la reunión del 17 y 18 de enero para apoyar la economía y ayudar a las empresas a subir los salarios.

"El gobierno y el BOJ han acordado cooperar estrechamente para lograr un crecimiento económico en tándem con subidas salariales estructurales y la consecución sostenible y estable del objetivo de inflación", dijo Kishida, reiterando sus comentarios anteriores.