En una entrevista con Reuters, Ciocchi dijo que la expectativa es de un alivio en los precios de la energía en el país con la reducción de la costosa termoeléctrica.

La operadora prevé que los lagos de los principales embalses hidroeléctricos de Brasil terminen marzo al 60% de su capacidad, el mejor nivel desde 2016 y muy por encima del año pasado, cuando el país sufrió una grave sequía y riesgos de racionamiento.

A pesar de un escenario más positivo, el sector está atento a la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que el conflicto podría afectar a los costes de los insumos para la generación termoeléctrica, como el gasóleo y el gas natural.

El año pasado, el gas natural licuado (GNL) ya experimentó un "boom" en los mercados internacionales, elevando los precios de las actividades que utilizan el producto como materia prima.

"En la medida en que haya un gran productor de petróleo y gas involucrado en esto (la guerra), la demanda se ve afectada y comprometida", dijo Ciocchi.

"Es muy probable que esto afecte a los costes de generación de las plantas de GNL y de las centrales térmicas de Petrobras", añadió.

La buena noticia, según Ciocchi, es que en 2022 el sistema eléctrico brasileño no debería necesitar mucha energía térmica.

Actualmente, el ONS está despachando unos 8.000 megavatios (MW) de energía de las centrales térmicas, principalmente debido a la sequía del año pasado. Una reciente decisión del gobierno autorizó el uso de plantas térmicas sólo en las regiones del Sudeste y del Sur para permitir la mejora del nivel de los embalses.

El operador espera que el despacho térmico se mantenga a este ritmo hasta el final de la temporada de lluvias. El año pasado pudieron generar unos 20.000 MW de energía térmica.

Con más agua acumulada en los embalses y menos centrales térmicas en funcionamiento, se espera un alivio en los precios.