De nacionalidad francesa y origen marroquí, Abdeslam dijo que había jurado lealtad al Estado Islámico 48 horas antes de los atentados de París, los más mortíferos de la Francia de la posguerra, pero que no había hecho daño a nadie.

"Viví una situación que no muchas personas han experimentado, gente que dio un paso atrás, que cambió de opinión", dijo Abdeslam, de 32 años, al tribunal.

"Estás ahí en la cárcel y te dices a ti mismo: 'Debería haber desencadenado la cosa'. Eso es lo que piensas cuando estás en aislamiento".

Los investigadores creen que Abdeslam es el único miembro superviviente del comando islamista que llevó a cabo los ataques sincronizados con armas de fuego y bombas en seis restaurantes y bares, la sala de conciertos Bataclan y el estadio nacional de fútbol.

Alegan que su chaleco explosivo no detonó y que horas después huyó de la capital francesa. Fue arrestado en Bélgica en 2016 y ha estado en prisión desde entonces.

Vestido con una camisa blanca impecable y con dos policías armados de pie detrás de él, Abdeslam dijo al tribunal que no era responsable de ninguna muerte

"Quería decir hoy que no maté a nadie y que no hice daño a nadie. Ni siquiera un rasguño", dijo Abdeslam en un breve discurso ante el tribunal antes de que comenzara el interrogatorio.

"Es importante para mí decir esto, porque desde el comienzo de este caso, la gente no ha dejado de calumniarme".

Entre los 20 acusados, Abdeslam es el único acusado directamente de asesinato, intento de asesinato y toma de rehenes.

"NO VOY A HACER DAÑO A NADIE"

Abdeslam dijo al tribunal que se había sentido atraído por el Estado Islámico por compasión hacia el pueblo sirio y no por ninguna opinión religiosa, y dijo que Occidente imponía sus normas y valores a los demás.

"Para nosotros, los musulmanes, es humillante", dijo.

Abdeslam dijo que nunca había viajado a Siria. Sin embargo, reconoció que admiraba la voluntad de los militantes del Estado Islámico de sacrificarse a diario.

No era un peligro para la sociedad, dijo al tribunal.

"La lucha del Estado Islámico es legítima. Quiero vivir bajo la sharia. Pero, ¿por qué eso me haría peligroso?", preguntó al tribunal. "Si me liberan, no haré daño a nadie. Estuve prófugo durante cuatro meses, no hice nada a nadie".

En 2018, un tribunal belga condenó a Abdeslam por disparar a los agentes mientras intentaba eludir su captura.

La ex prometida de Abdeslam, en una declaración escrita presentada ante el tribunal, describió a un hombre que había mostrado pocos signos externos de ser devotamente religioso.

A la pregunta de un abogado de la parte civil de cómo había pasado de ser un musulmán casi no practicante a un yihadista armado, respondió: "Tengo miedo de Dios, tengo miedo del infierno, tengo miedo del castigo de Dios".

Abdeslam dijo que el grupo militante había llevado a cabo los ataques para obligar al entonces presidente Francois Hollande a poner fin a las incursiones militares de Francia en Irak y Siria.

Los atentados marcaron la psique nacional francesa y dieron forma a un prolongado debate nacional sobre la inmigración, el equilibrio a alcanzar entre las libertades civiles y la seguridad, y el lugar del islam en un país que se identifica como secular.

Más de seis años después, esas mismas cuestiones ocupan un lugar destacado en la campaña previa a las elecciones presidenciales de abril.

Arthur Denouveaux, que sobrevivió a la masacre de Bataclan, dijo que quería entender cómo una persona llega al punto de estar dispuesta a ponerse un chaleco suicida.

"¿Cómo se radicaliza uno tan rápidamente pasando desapercibido para todo el mundo?", dijo.