El director británico utilizó el mundo como escenario montando producciones que iban desde desafiantes versiones de Shakespeare hasta poemas épicos hindúes, pasando por la ópera internacional.

Brook montó obras en gimnasios, fábricas abandonadas, canteras, escuelas y antiguas fábricas de gas en ciudades de todo el mundo.

Su producción de 1970 en Stratford de El sueño de una noche de verano de Shakespeare", representada toda de blanco y con un enorme columpio con guirnaldas, le aseguró un lugar en los anales de la historia del teatro.

Según Le Monde, Brook -que estaba afincado en Francia desde 1974- falleció el sábado en París.

Un comunicado de su editor confirmó su muerte el domingo.

Aunque Brook era considerado con admiración en los círculos teatrales, era menos conocido entre el gran público por su negativa a plegarse al gusto comercial. Dejó Gran Bretaña para trabajar en París en 1970.

A menudo rehuía los edificios teatrales tradicionales por el espacio vacío" que podía transformarse mediante la luz, las palabras, la improvisación y el puro poder de la actuación y la sugestión.

"Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario", escribió en su innovador libro de 1968 El espacio vacío".

Su búsqueda de inspiración le llevó tan lejos como África e Irán y produjo una variedad de obras de teatro originales e improvisadas marcadas por su ojo para el detalle y su enfoque desafiante.

Nacido en Londres el 21 de marzo de 1925, su padre era director de empresa y su madre científica. Dejó la escuela a los 16 años para trabajar en un estudio de cine y luego fue a la Universidad de Oxford y se licenció en inglés y lenguas extranjeras.

En 1970 se trasladó desde Gran Bretaña para trabajar en París, donde fundó el Centro Internacional de Investigación Teatral, que reunía a actores y diseñadores de muchas nacionalidades diferentes.

Brook continuó trabajando hasta sus noventa años.

"Toda forma de teatro tiene algo en común con una visita al médico. Al salir, uno siempre debe sentirse mejor que al entrar", escribió en su libro de 2017 "La punta de la lengua".