Los estudios -uno de los cuales se llevó a cabo cuando las infecciones por Omicron estaban aumentando en Sudáfrica el mes pasado y otro que volvió a muestrear a los participantes por las mismas fechas- descubrieron que un número mucho mayor de personas daban positivo en las pruebas del coronavirus pero no mostraban síntomas en comparación con los ensayos anteriores.

En el estudio Ubuntu, que evaluaba la eficacia de la vacuna COVID-19 de Moderna en personas seropositivas, el 31% de los 230 participantes sometidos a cribado dieron positivo, y se comprobó que las 56 muestras disponibles para el análisis de secuenciación eran Omicron.

"Esto contrasta fuertemente con la tasa de positividad pre-Omicron, que oscilaba entre menos del 1% y el 2,4%", señalaron los investigadores en un comunicado.

En un subgrupo del ensayo Sisonke que evaluaba la eficacia de la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson, la tasa media de portadores asintomáticos aumentó al 16% durante el periodo Omicron, frente al 2,6% durante los brotes Beta y Delta.

"El estudio Sisonke incluyó a 577 sujetos previamente vacunados, ... con resultados que sugieren una elevada tasa de portación incluso en aquellos que se sabía que estaban vacunados", señalaron los investigadores.

Añadieron que la "mayor tasa de portación asintomática es probablemente un factor importante en la rápida y amplia diseminación de la variante, incluso entre poblaciones con altas tasas previas de infección por coronavirus".

Sudáfrica experimentó un aumento de las infecciones por COVID-19 a partir de finales de noviembre, más o menos cuando sus científicos alertaron al mundo sobre Omicron. Pero los nuevos casos han retrocedido desde entonces y los primeros indicios apuntan a que la oleada se ha caracterizado por una enfermedad menos grave que las anteriores.