"Se trata de un momento verdaderamente histórico", declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, junto a los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países.

El protocolo significa que Helsinki y Estocolmo pueden participar en las reuniones de la OTAN y tener un mayor acceso a los servicios de inteligencia, pero no estarán protegidos por la cláusula de defensa de la OTAN -que un ataque a un aliado es un ataque contra todos- hasta su ratificación. Es probable que eso lleve hasta un año.

Fue en una cumbre aliada celebrada en Madrid en 1997 cuando se invitó a Hungría, Polonia y la República Checa a unirse, en la primera de varias oleadas de expansión oriental de la OTAN, considerada un logro para Occidente pero que ha enfurecido a Rusia.

Moscú ha advertido repetidamente a Suecia y a Finlandia que no se unan a la OTAN. El 12 de marzo, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso dijo que "habrá graves consecuencias militares y políticas".