Su oficina dijo en un comunicado que el presidente había promulgado la legislación "ya que está obligado" a hacerlo en virtud de la Constitución.

Portugal se convierte así en el sexto país de la Unión Europea que permite este procedimiento. Los sondeos de opinión muestran desde hace tiempo que la mayoría de los portugueses está a favor del derecho a elegir la muerte médicamente asistida frente al sufrimiento.

En enero de 2021, una legislatura anterior aprobó el primer proyecto de ley que habría legalizado la muerte médicamente asistida bajo ciertas condiciones, pero Rebelo de Sousa lo vetó debido a "conceptos excesivamente indefinidos".

Mientras el parlamento seguía aprobando versiones ligeramente modificadas, el presidente las devolvía a la cámara o al Tribunal Constitucional, normalmente alegando dudas sobre la redacción, que según los críticos eran meros intentos de retrasar su introducción.

El viernes, el parlamento de 250 escaños votó por 129-81, con una abstención, para aprobar el proyecto de ley sin los cambios solicitados por Rebelo de Sousa, anulando de hecho su veto.

Sin embargo, el Partido Socialdemócrata, principal partido de la oposición de centro-derecha, ha declarado que recurrirá la ley ante el Tribunal Constitucional.

La ley especifica que se permitirá a las personas solicitar asistencia para morir en los casos en que se encuentren "en una situación de sufrimiento intenso, con una lesión definitiva de extrema gravedad o una enfermedad grave e incurable".

Establece un plazo de dos meses entre la aceptación de una solicitud y el procedimiento propiamente dicho y hace obligatorio el apoyo psicológico.

Portugal pasó gran parte del siglo XX, hasta la Revolución de los Claveles de 1974, bajo un régimen fascista, pero desde entonces ha aplicado numerosas reformas liberales. Despenalizó el consumo de drogas en 2001, legalizó los abortos en 2007 y permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2010.