El ataque es el último ejemplo de la creciente inseguridad que se ha extendido a casi todos los rincones del país más poblado de África, planteando un desafío al gobierno antes de las elecciones presidenciales de febrero.

La policía dijo en un comunicado que unos pastores armados habían atacado la estación de Tom Ikimi a las 16.00 horas (1500 GMT) mientras los pasajeros esperaban un tren con destino a Warri, un centro petrolífero en el cercano estado del Delta. La estación se encuentra a unos 111 km al noreste de la capital del estado, Benin City, y cerca de la frontera con el estado de Anambra.

Algunas personas que se encontraban en la estación resultaron heridas de bala en el ataque, según informó la policía.

El comisario de información del estado de Edo, Chris Osa Nehikhare, dijo que los secuestradores se habían llevado a 32 personas, aunque una ya había escapado.

"En estos momentos, el personal de seguridad compuesto por militares y policías, así como hombres de la red de vigilantes y cazadores, están intensificando las operaciones de búsqueda y rescate en un radio razonable para rescatar a las víctimas del secuestro", declaró. "Confiamos en que las demás víctimas sean rescatadas en las próximas horas".

La Nigerian Railway Corporation (NRC) había cerrado la estación hasta nuevo aviso y el ministerio federal de transportes calificó los secuestros de "absoluta barbarie".

La NRC reabrió el mes pasado el servicio ferroviario que une la capital, Abuja, con el norte del estado de Kaduna, meses después de que unos hombres armados volaran las vías, secuestraran a decenas de pasajeros y mataran a seis personas.

El último rehén secuestrado en aquel ataque de marzo no fue liberado hasta octubre.

La inseguridad hace estragos en toda Nigeria, con insurgencias islamistas en el noreste, bandidaje en el noroeste, separatistas en el sureste y enfrentamientos entre granjeros y pastores en los estados centrales.