Por Jake Spring

SAO PAULO (Reuters) - La selva amazónica brasileña ha sufrido los mayores incendios registrados en los cuatro primeros meses del año, y el sindicato de trabajadores medioambientales culpó el lunes en parte a la reducción del gasto público en la lucha contra el fuego.

El Ministerio de Medio Ambiente y el Ibama no respondieron de inmediato a la petición de comentarios.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha apostado su reputación internacional a la protección de la selva amazónica y al restablecimiento de Brasil como líder en política climática. La Amazonia, la mayor selva tropical del mundo, es vital para frenar el catastrófico calentamiento global debido a la enorme cantidad de gases de efecto invernadero que absorbe.

Una sequía sin precedentes en la región de la selva amazónica, provocada por el fenómeno climático de El Niño y el calentamiento global, ha contribuido a las condiciones de sequía que han alimentado los incendios este año.

Más de 12.000 kilómetros cuadrados de la selva amazónica brasileña ardieron entre enero y abril, la mayor superficie registrada en más de dos décadas de datos, según la agencia brasileña de investigación espacial Inpe. Se trata de una superficie mayor que Qatar, o casi el tamaño del estado norteamericano de Connecticut.

Los incendios en la Amazonia no suelen producirse de forma natural, sino que son provocados por el hombre, a menudo para despejar tierras para la agricultura.

Los recortes presupuestarios en la lucha contra los incendios también tienen parte de culpa, según un comunicado del sindicato de trabajadores medioambientales Ascema. Se quejaron de que el presupuesto de este año de la agencia medioambiental Ibama para luchar contra los incendios es un 24% inferior al de 2023.

Los agentes del Ibama han suspendido el trabajo de campo desde enero, en medio de tensas negociaciones con el gobierno federal para obtener mejores salarios y condiciones de trabajo.

Ascema ha rechazado la última oferta del gobierno y exige mayores aumentos salariales tras más de una década de escasos incrementos y una cantidad de personal menguante.

Aunque la superficie quemada es un récord para los cuatro primeros meses del año, palidece en comparación con los incendios de la temporada seca de agosto a noviembre, cuando una superficie de ese tamaño puede arder en un solo mes.

"El gobierno tiene que entender que sin un compromiso total de los trabajadores medioambientales, la situación prevista para este año es una catástrofe sin precedentes", afirmó el presidente de Ascema, Cleberson Zavaski.

"Los esfuerzos de prevención, como la concienciación sobre las igniciones, la creación de cortafuegos en zonas estratégicas y la realización de quemas prescritas, dependen del empleo de personas en condiciones estables", afirmó Manoela Machado, investigadora sobre incendios del Centro de Investigación Climática Woodwell. "Estas medidas influirán en la gravedad de la crisis de los incendios cuando las condiciones secas permitan su propagación".

(Reporte de Jake Spring; Editado en Español por Ricardo Figueroa)